EFE REPORTAJES ESTADOS UNIDOS. Tras dos años plagados de escándalos que culminaron con su ingreso en una unidad psiquiátrica y su tutela en manos de su padre, Britney Spears cierra un año sin sobresaltos, en el que se ha centrado en sus hijos y su descuidada carrera musical, demostrando que todo el mundo merece una segunda oportunidad.
Se divorció nada amigablemente, se desmelenó con malas compañías, se quedó sin la custodia de sus hijos, se rapó la cabeza, huyó de centros de rehabilitación, perdió los nervios, los papeles y el control de sus finanzas y acabó ingresada en una unidad psiquiátrica. Todo ello en menos de dos años.
Parecía que la estrella de Britney Spears, nacida en el estado norteamericano de Louisiana hace 28 años, se había apagado para siempre. Pero el 2009 vio resurgir esta voz sureña que ha reclamado una nueva oportunidad como mejor sabe hacerlo: sobre los escenarios y arrasando en ventas y conciertos con su último disco, "Circus".
Un título nada casual, a juzgar por el escabroso circo en que se había convertido la vida de la artista, que en tres lustros pasó de cándida niña prodigio de Disney y defensora de la virginidad hasta el matrimonio, a juguete roto de la máquina mediática estadounidense.
El cambio. Pero la rubia reina del pop cierra 2009 con un nivel de orden en su vida que nadie habría imaginado dos años atrás, cuando acabó ingresada en una unidad de salud mental después de encerrarse, desquiciada, con el menor de sus dos hijos en un cuarto de baño en negativa a entregar los niños a su ex marido, el bailarín Kevin Federline.
Carne de tabloide. En diciembre ha estado en las antípodas de aquel otro. El 2 de diciembre, Britney celebró de forma discreta y hogareña su 28 cumpleaños con sus hijos y su nueva pareja, Jason Trawick, quien es también su representante y uno de los responsables de poner orden en la vida de la joven estrella.
Lejos de quedarse cruzada de brazos o de lamentarse en privado, como hacía antes, por los bulos y mentiras que la prensa publica, Britney ha decidido contraatacar con inteligencia y mordacidad, y acaba de insertar en su sitio en Internet un ránking con las 75 mayores ridiculeces que los medios han inventado acerca de ella en este año.
Entre las cosas "absurdas, ofensivas o inexactas" que se escribieron sobre la cantante de multitudes figuran un romance con un coreógrafo indio de Bollywood, las supuestas sospechas de Britney Spears acerca de que su padre y tutor legal la estaba drogando para seguir controlando su vida, que emplea papel de aluminio para embellecer sus labios, su infinita lista de exigencias para ocupar la habitación de un hotel o la grabación de un video en topless.
Éxito del disco. Y mientras los tabloides siguen elucubrando el próximo escándalo que atribuir a Spears, ella hace caja con los réditos musicales de su último disco, “Circus”, que ha logrado el sexto lugar en la lista Billboard de los mejores del año.
El tema “Womanizer” está nominado a un premio Grammy y la revista Rolling Stone da a la canción “Toxic” el cuarto puesto en su nómina de mejores canciones de la última década, además de una gran difusión en las radios.
Así las cosas, la artista estadounidense tiene por delante el terreno abonado para seguir creciendo como artist
El futuro
Britney Spears
a y también como madre, y quizá este sea el año en que pueda demostrar que está capacitada para recobrar la custodia de sus hijos. De momento, la capacidad para arrasar dentro y fuera de los escenarios ya ha quedado demostrada, pues la artista acaba de finalizar en Australia la gira mundial de su trabajo discográfico titulado “Circus”, que arrancó en marzo en Nueva Orleans y la llevó con gran éxito por casi cien escenarios de todo el planeta.
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