SANTO DOMINGO.- “Debí haberla matado, para que me metieran 30 años, como quiera me condenaron”, dijo la adolescente luego de conocer la sentencia que la obliga a cumplir tres años de prisión por intentar envenenar a su profesora Eddy Yovanny Batista con un jugo al que le echó la sustancia conocida como “plomerito” y que se utiliza para destapar inodoros y tuberías.
Al evacuar este miércoles la sentencia, la magistrada de la Cámara Penal del Juzgado de Primera Instancia de Hato Mayor, Dulcinea Peña, argumentó que existen “indicios de culpabilidad que comprometen seriamente a la imputada”, que deberá cumplir la pena en centro de albergue de la provincia de Santo Domingo, el cual no fue identificado.
La adolescente deberá también pagar la suma de medio millón de pesos por indemnización a Batista.
La jovencita, cuyo nombre se omite por razones legales, estudiaba en la escuela “Juan Pablo Duarte” de Hato Mayor, no tenía 11 años de edad, sino 14, como se había dicho, lo cual se determinó en audiencia, por lo que se le aplicó la pena máxima para esa edad establecida en el Código del Menor.
Debido a la situación presentada, las clases en la escuela Juan Pablo Duarte fueron suspendidas momentáneamente, siendo reiniciada por la intervención del fiscal de la provincia, Manuel Emilio Santana.
Sheila Rodríguez, madre de la adolescente, pidió a las autoridades policiales y judiciales profundizar en las investigaciones, para dar con el verdadero responsable del envenenamiento de la educadora.
Manifestó que se quiere ocultar el nombre del otro menor que participó en la acción repudiable, que no justificó. El hecho ocurrió en noviembre del pasado año.
Por qué trató de envenenarla
La adolescente habría dado el jugo envenado a la maestra para que ésta volviera de licencia y así poder “pasillar”, acción que permitía la maestra interina. Así lo reveló la propia educadora Eddy Yovanny Batista, quien dijo que hacía sólo ocho días había regresado a la escuela.
Fue violada sexualmente
La adolescente tenía tres meses que había sido abusada sexualmente, por lo que estaba recibiendo tratamiento psicológico.
Sheyla Rodríguez, madre, cree que este hecho afectó tanto a la niña, que varió su comportamiento.
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