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sábado, 15 de septiembre de 2012

BKERKE,Líbano..- El papa Benedicto XVI pidió hoy a musulmanes y cristianos unirse para poner fin a la violencia y las guerras en Siria y en Oriente Medio, en un encuentro con jóvenes en la sede del patriarcado maronita (cristiano de Oriente) en el Líbano.

"Digan que el papa está triste a causa de vuestros sufrimientos y vuestros duelos. No olvida a Siria en sus oraciones y preocupaciones. No olvida a Oriente Medio, que sufre. Llegó el momento de que musulmanes y cristianos se unan para poner fin a la violencia y las guerras", dijo Benedicto XVI.

Joseph Ratzinger ha viajado al Líbano en un momento de tensión en Oriente Medio por las protestas contra un vídeo sobre el profeta Mahoma y por la crisis en Siria, que afecta al territorio libanés,
que ha acogido a miles de refugiados.

En su alocución esta tarde frente a unos 20.000 jóvenes -no solo libaneses, sino también de lugares como Egipto, Chipre y los Territorios palestinos- el santo padre se dirigió a los sirios, a los que dijo admirar por su valor y tenerlos siempre en su pensamiento.

También habló a los musulmanes que asistieron al encuentro: "Sed con los jóvenes cristianos el futuro de este maravilloso país y del conjunto de Oriente Medio. Tratad de construirlo juntos y, cuando
seáis adultos, continuad viviendo en concordia junto a los ristianos".

"La belleza del Líbano se encuentra en esta simbiosis -subray0 el papa-. Es necesario que, cuando os miren en Oriente Medio, comprendan que los musulmanes y cristianos, el islam y la
cristiandad, pueden vivir juntos sin odio".

Asimismo, animó a los jóvenes a no emigrar y a que se queden en la región: "Conozco vuestras dificultades en la vida cotidiana a causa de la falta de estabilidad, seguridad, la dificultad para
encontrar trabajo o el sentimiento de soledad y marginación".

"El paro y la precariedad no deben incitaros a probar la miel amarga de la emigración, que conlleva el desarraigo y la separación por un futuro incierto", indicó Benedicto XVI, que alentó a los
jóvenes a ser actores en su país y cumplir con su cometido en la sociedad y la Iglesia.

Joseph Ratzinger les recordó, además, que viven en una parte del mundo que vio el nacimiento de Jesucristo y el desarrollo del cristianismo, lo que supone un honor y una llamada a ser "testigos y
mensajeros de la alegría de Cristo".

"Esta tarde, confiamos a la Virgen María y al bienaventurado Juan ablo II, que me precedió aquí, a los jóvenes del Líbano y de los aíses de la región, en especial, a aquellos que sufren la violencia o la soledad y necesitan conforte. Que Dios os bendiga a todos", agregó.

Al encuentro con los jóvenes acudieron numerosas personalidades políticas y religiosas del Líbano, como el presidente Michel Suleimán y el patriarca maronita, monseñor Bechara Rai.

Antes del discurso del papa, Rai le dio la bienvenida y señaló que los jóvenes "están sedientos de esperanza por los acontecimientos acelerados que llaman a la esperanza y causan preocupación".

"Ellos (los jóvenes) aspiran a vivir en paz, justicia y estabilidad para poder realizarse en sus propios países y evitar la emigración", remarcó el patriarca.

Para Rai, los jóvenes de la región sufren "crisis políticas, sociales, económicas y culturales que minan su fe y les llevan a perder el verdadero camino de la identidad cristiana".

Durante la ceremonia, se leyeron varios extractos del Nuevo Testamento, entre ellos, una parte del Evangelio de San Juan, que fue declamada en árabe.

El sumo pontífice celebró este encuentro con los jóvenes tras reunirse esta mañana con las máximas autoridades políticas y religiosas del Líbano, adonde llegó ayer en su primera visita a este país en sus siete años de pontificado.

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