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domingo, 14 de abril de 2013

Las desventajas de ser bella

No es el título de una nueva película: algunos estudios científicos demuestran que ser muy atractiva puede reducir las posibilidades de una mujer de conseguir un trabajo y también aumentar el riesgo de que la crean culpable de un delito violento.

A poca gente se le ocurre pensar que la hermosura femenina tenga contratiempos, como no sean los de soportar el asedio de los cazadores de autógrafos o de la ‘prensa del corazón', en el caso de las famosas, o aguantar las miradas cargadas de deseo y fantasías, de los hombres que se cruzan en su camino, en el caso de las mujeres igualmente atractivas pero menos célebres.

A veces es preferible pasar un poco inadvertida en vez de no dejar indiferente a nadie, según se deduce de un trabajo de la Universidad de Granada, UGR, en España, según el cual la belleza de una acusada puede influir injustamente en la percepción de su culpabilidad por parte de quienes la evalúan.

Mujer atractiva, ¿Mujer culpable...?

La investigación de la UGR, basada en las encuestas realizadas a un grupo de policías (153 hombres y 16 mujeres) indica que, en los delitos de violencia de género en los que la mujer ha matado a su maltratador, si la acusada es una persona atractiva, quienes la investigan suelen atribuirle una mayor responsabilidad en el crimen. 

Para realizar el estudio, los psicólogos redactaron dos tipos de historias 'ficticias' sobre un proceso judicial en el que la protagonista era una mujer acusada de asesinar a su marido y que había declarado en su defensa haber sufrido una historia de maltrato, argumentando que lo mató actuando en defensa propia.

En uno de los relatos, la descripción de la presunta homicida encajaba con el estereotipo de maltratada y en el otro no.

Así, la mitad de los policías leyeron un relato en el que la acusada era una mujer joven, maltrecha, deteriorada físicamente y de aspecto frágil, con hijos y económicamente dependiente de su pareja, han explicado a ‘SINC' (Servicio de Información y Noticias Científicas), los psicólogos Antonio Herrera, Inmaculada Valor-Segura y Francisca Expósito.

Por su parte, "el resto de los participantes leyó la historia de una mujer sin hijos, asesora financiera, casada durante 10 años y que, durante el proceso judicial, se presentaba bien vestida, decidida y calmada en su interacción con el juez y los abogados", han explicado los autores del trabajo.

Los investigadores granadinos solicitaron a los policías participantes que adoptaran el papel de jurado y contestaran a una serie de preguntas relacionadas con la sensación de credibilidad, responsabilidad y control de la situación que les había generado la mujer que se les describía. Asimismo les preguntaron a los integrantes de las fuerzas de seguridad sobre su propia ideología sexista. 

Encontraron que "cuando se presentaba a los participantes a una mujer maltratada no prototípica, es decir, que no encajaba con la idea que la sociedad tiene de este tipo de mujeres, el ‘jurado' ficticio le atribuía un mayor control de la situación, lo cual, en términos legales, podría traducirse como un mayor grado de culpabilidad, según los expertos.

Los psicólogos de la UGR también comprobaron que el atractivo físico de la acusada aumentaba la percepción de responsabilidad en el delito cometido por parte de quienes la "juzgaban".

Además, descubrieron que aquellos integrantes del ‘jurado' ficticio que tenían mayores puntuaciones en el denominado ‘sexismo hostil' (sexismo tradicional o machismo) eran los que mayor control de la situación atribuía a la acusada.

Los riesgos de enviar fotos

La belleza también tiene otro lado feo, como sugiere un estudio israelí, según el cual las candidatas a una oferta de empleo que son llamativamente bellas deberían evitar poner su foto en su currículum vitae (CV), porque su atractivo juega en contra de sus posibilidades de ser contratadas. 

Para los investigadores Bradley Ruffle, de la Universidad Ben Gurion de Negev, y Ze'ev Shtudiner, del Centro Universitario Ariel de Samaria, ello puede deberse a que las mujeres tienden a no contratar a otras mujeres guapas por temor a que se conviertan en "futuras rivales" a las que podrían tener que enfrentarse.

"Crecer profesionalmente es más duro para una mujer si es muy guapa", han señalado los autores del trabajo.

Los autores del estudio enviaron un total de 5.312 CVs. En realidad eran para 2.656 ofertas laborales. Enviaban un currículo con foto y otro sin ella. Ambos con el mismo texto. Entre los candidatos había jóvenes de ambos sexos, más o menos agraciados, y estaban dirigidos tanto a mujeres como a varones. 

La mitad de las imágenes, todas pertenecientes a estudiantes de la Universidad Ben Gurion, eran de rostros comunes y la otra mitad pertenecían a personas "muy atractivas".

Los CVs enviados por los dos economistas israelíes, entre 2008 y 2010, respondían a anuncios de trabajo que ofrecían puestos de ingenieros, programadores, controladores y directores de venta, entre otras profesiones, aunque sin especificar preferencias sobre el género del candidato, ni solicitar expresamente una fotografía.

Uno de los resultados más llamativos del estudio ha sido que las mujeres dotadas de una estética más agradable tuvieron que enviar una media de once CVs antes de ser llamadas para realizar una entrevista de trabajo, mientras que a aquellas menos guapas, solo tuvieron que enviar siete CVs de promedio para conseguir ser entrevistadas. 

Al principio, Ruffle creyó que este efecto podía deberse a lo que el investigador denomina "la hipótesis de la rubia tonta", es decir el ofensivo y erróneo prejuicio que tienen algunas personas de que una mujer bella ha de ser estúpida. 

Pero, dado que en la investigación también se había valorado sobre cuán inteligentes se consideraba a las mujeres en base a la foto que aportaban, sin haber encontrado ninguna relación entre el aspecto de la candidata y el grado de inteligencia percibida en ella, los investigadores dedujeron que la discriminación debía deberse a algún otro factor.

Como el 93 por ciento del personal de recursos humanos de las empresas que ofrecían trabajo y participaron en el estudio, eran mujeres, jóvenes y solteras, los economistas israelíes sugieren que la "discriminación" de las candidatas atractivas se debe "a los celos profesionales femeninos de las entrevistadoras".

A partir de estos datos, Ruffle y Shtudiner han recomendado a las mujeres atractivas que omitan poner sus fotos en sus CVs, ya que hacerlo "podrían reducir entre un 20 y un 30 por ciento sus posibilidades de ser contratadas".

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