SANTO DOMINGO.- "El arrimao
molesta, para vivir arrimao prefiero vivir así como estoy", fueron las
palabras de Silvio del Rosario, de 37 años de edad, al preguntarle si no
tenía un pariente que le acogiera. El gazebo de la Plaza Centenario
Balaguer, donde reside desde hace un año.
Silvio vive con su esposa Merina Ivonne, de 30 años y su hijo Ángel Daniel, el cual cumplió dos años de su llegada a este mundo el 29 de diciembre, alegó que llegó a este parque ubicado en la Avenida Anacaona, esquina Pedro A. Bobea, luego de que el Ayuntamiento "le quitara sus dos triciclos", con los cuales se dedicaba a la venta de frutas y recogida de metales.
"Yo me buscaba mi comida y pagaba una habitación de 2, 400 pesos y ahora no puedo pagarla porque no tengo ni triciclos, ni ná", expresó Silvio, quien dijo ser oriundo de Villa Mella, pero residía en Villas Agrícolas y luego en la Zona Universitaria.
Además de la familia de Silvio, en el gazebo viven dos hombres más de los cuales que al momento de nuestra visita uno estaba ausente, mientras que el otro expresó su intención de no hablar con el reportero de Diario Libre.
Al momento de nuestra llegada Silvio y su familia se encontraban durmiendo encima de unas cajas de cartón, las cuales tendidas en el piso del gazebo curtido por la suciedad, les sirven de cama. Se ven obligados a hacer sus necesidades detrás de los arboles, ya que el parque no dispone de ningún baño al que puedan acudir.
En contraste con las lujosas torres con vista al mar, del otro lado de la Avenida Anacaona,esta familia tiene una especie de cocina en la que cuentan con recipientes de diferentes tipos, además de cucharas, cuchillos, calderos y una tapa de abanico encima de varias piedras, que sirve de fogón para cocer alimentos.
"Comimos puerco y pollo, aunque no hubo telera", relató Silvio, al revelar que el pasado día de Nochebuena varias personas se detuvieron en el lugar y desde sus vehículos les dejaron porciones de carne con los cuales "hicieron su Navidad".
Totalmente a la intemperie, el padre de Ángel expuso que para esta temporada se las arregla para que al infante no le afecte el frío, para lo cual cuenta con varias frisas, y durante la noche lo coloca en medio de él y su madre y así tratan de mantenerlo caliente.
Ángel quien mostraba la inocencia característica de un niño al montar el velocípedo que algún extraño le regaló, no asiste a la escuela ni recibe ningún tipo de supervisión sanitaria, ya que desde pocos meses después de su nacimiento, sus padres se han visto obligados a deambular en las calles.
"No le regalaré nada porque yo no tengo", respondió Silvio al preguntarle por el regalo que haría a su hijo el próximo Día de Reyes. Sin embargo, mantiene la esperanza de que en este nuevo año 2014 llegue la ayuda que le permita poder vivir un hogar con su mujer e hijo, haciendo énfasis en su deseo de volver a tener un triciclo con el cual poder trabajar. Sólo pide eso: un triciclo y el depósito d eun mes para alquilar una pieza.
Silvio vive con su esposa Merina Ivonne, de 30 años y su hijo Ángel Daniel, el cual cumplió dos años de su llegada a este mundo el 29 de diciembre, alegó que llegó a este parque ubicado en la Avenida Anacaona, esquina Pedro A. Bobea, luego de que el Ayuntamiento "le quitara sus dos triciclos", con los cuales se dedicaba a la venta de frutas y recogida de metales.
"Yo me buscaba mi comida y pagaba una habitación de 2, 400 pesos y ahora no puedo pagarla porque no tengo ni triciclos, ni ná", expresó Silvio, quien dijo ser oriundo de Villa Mella, pero residía en Villas Agrícolas y luego en la Zona Universitaria.
Además de la familia de Silvio, en el gazebo viven dos hombres más de los cuales que al momento de nuestra visita uno estaba ausente, mientras que el otro expresó su intención de no hablar con el reportero de Diario Libre.
Al momento de nuestra llegada Silvio y su familia se encontraban durmiendo encima de unas cajas de cartón, las cuales tendidas en el piso del gazebo curtido por la suciedad, les sirven de cama. Se ven obligados a hacer sus necesidades detrás de los arboles, ya que el parque no dispone de ningún baño al que puedan acudir.
En contraste con las lujosas torres con vista al mar, del otro lado de la Avenida Anacaona,esta familia tiene una especie de cocina en la que cuentan con recipientes de diferentes tipos, además de cucharas, cuchillos, calderos y una tapa de abanico encima de varias piedras, que sirve de fogón para cocer alimentos.
"Comimos puerco y pollo, aunque no hubo telera", relató Silvio, al revelar que el pasado día de Nochebuena varias personas se detuvieron en el lugar y desde sus vehículos les dejaron porciones de carne con los cuales "hicieron su Navidad".
Totalmente a la intemperie, el padre de Ángel expuso que para esta temporada se las arregla para que al infante no le afecte el frío, para lo cual cuenta con varias frisas, y durante la noche lo coloca en medio de él y su madre y así tratan de mantenerlo caliente.
Ángel quien mostraba la inocencia característica de un niño al montar el velocípedo que algún extraño le regaló, no asiste a la escuela ni recibe ningún tipo de supervisión sanitaria, ya que desde pocos meses después de su nacimiento, sus padres se han visto obligados a deambular en las calles.
"No le regalaré nada porque yo no tengo", respondió Silvio al preguntarle por el regalo que haría a su hijo el próximo Día de Reyes. Sin embargo, mantiene la esperanza de que en este nuevo año 2014 llegue la ayuda que le permita poder vivir un hogar con su mujer e hijo, haciendo énfasis en su deseo de volver a tener un triciclo con el cual poder trabajar. Sólo pide eso: un triciclo y el depósito d eun mes para alquilar una pieza.
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