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miércoles, 30 de julio de 2014

Hombre con transplante facial en portada de reconocida revista

Richard Norris se voló la nariz, los pómulos, los labios, la lengua, los dientes, la mandíbula y la barbilla cuando se le zafó un disparo al rostro hace 17 años. El hombre, que en aquel entonces tenía 22 años, sobrevivió pero quedó desfigurado.
Sin embargo, luego de un exitoso trasplante facial en el 2012 y un largo proceso de rehabilitación, Norris fue seleccionado para aparecer en la portada de la prestigiosa revista GQ en su edición de agosto.
El nuevo rostro de Norris pertenecía a otro joven de 21 años que falleció en el 2012. La cara del fallecido fue insertada sobre el cráneo de Norris en una compleja cirugía que se extendió durante 36 horas. El procedimiento fue liderado por el cirujano de reconstrucción facial Eduardo Rodríguez junto a un equipo de más de 150 galenos en el Centro Médico de la Universidad de Maryland. Del viejo rostro solo quedaron los ojos.
Aunque la cirugía fue exitosa, Norris, que ahora tiene 39 años, debe tomar cinco medicamentos todos los días y cuidarse mucho para mantener la salud. Según explicó en entrevista con GQ, Norris no puede broncearse, tomar alcohol o incluso caerse. Y es que la más mínima cortadura podría provocar que su cuerpo rechace el rostro.
“A veces Dios te pone de espaldas contra el piso para que mires hacia arriba. A veces necesitas esa sacudida”, expresó Norris en entrevista con GQ al asegurar que se siente agradecido con el donante por su nuevo rostro.
Sobre su vida actual y planes futuros, Norris dijo que quiere comenzar un negocio para arreglar iPhones dañados. Además, habló de su novia Melanie, a quien conoció por medio de cartas y asegura estar deseoso de conocer en persona. También indicó que se siente a gusto siendo una “rata de laboratorio”, como le llama su madre. Y es que sabe que su caso les está sirviendo a los médicos para experimentar y aprender sobre cómo tratar a soldados que sufren de heridas en el rostro.

“Una gota de esperanza puede crear un océano. Pero un balde de fe puede crear un universo entero”, señaló Norris a GQ.

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