Teherán, 16 de Junio (EFE).- ¿La sodomía es pecado? ¿El matrimonio temporal es una solución para la masturbación? ¿Es lícito tocarse en ramadán?…Resolver estas dudas explícitas y peliagudas es una tarea impuesta en Irán a los ayatolás, cuyas oficinas reciben miles de consultas para conciliar la ley islámica con la vida cotidiana. El alto clero chiíta, que desde la Revolución Islámica de 1979 maneja las estructuras del poder en Irán y tiene la última palabra sobre las normas legales y morales, dirige también una amplia red de consultorios sobre la sharía ideada para solucionar los conflictos que la rigidez de la normativa causa al ciudadano de a pie, un trabajo del que no escapa ni siquiera el líder supremo del país, Alí Jameneí.
Decenas de publicaciones y páginas web, además de encuentros públicos en centros sociales o mezquitas sirven a los ayatolás, título jerárquico que autoriza a su poseedor a emitir sentencias y crear jurisprudencia bajo la sharía, y a sus ayudantes para evacuar estas dudas. En las consultas, que tocan todo tipo de aspectos de la vida social, tienen una presencia muy importante las prácticas relacionadas con la vida íntima y sexual de los iraníes preocupados por vivir bajo estrictos criterios islámicos.
En Irán, un país donde se ejerce una estricta segregación por sexos desde el primer grado escolar, sorprende ver a las mujeres consultar sus temas más privados con los clérigos para encontrar una solución a sus deseos sin cometer pecado. Precisamente, y para permitir estas y otras consultas, los clérigos chiítas son considerados “mahram” para las mujeres, es decir, personas de sexo opuesto con las que se puede tener contacto directo, algo que generalmente está limitado a padres, hermanos y esposos.
“Islám prohíbe muchas cosas pero al mismo tiempo tiene una solución para cada pecado que hayas cometido”, dijo a Efe, Maryam una joven religiosa de 28 años, que aseguró que “cumplir esas normas asegura la vida después de la muerte y previene que dios me lleve al infierno”.
Para el clérigo Abdolalí Govahí, uno de los encargados de responder dudas sobre la sharía en una mezquita del norte de Teherán, la necesidad de establecer este sistema se debe “las necesidades morales del ser humano” y buscan tan solo orientar y “dar alimento a la espiritualidad y al alma” de las personas. Una de las ventajas o inconvenientes del sistema es que cada ayatolá puede, y en numerosas ocasiones lo hace, opinar de distinta manera que sus colegas respecto a un tema concreto, lo que puede generar confusión en unos casos o aliviar conciencias en otros.
Prácticas sexuales como la sodomía es una de la que aparentemente más dudas presenta a los iraníes, y para ella hay una amplia diversidad de opiniones entre el clero chiíta. De este modo, hay quienes la consideran estrictamente “harám” o prohibida por la ley islámica, mientras otros como el propio Jameneí apuntan a que es algo permitido siempre y cuando la pareja esté conforme y otros, como el destacado gran ayatolá Makarem Shirazi, lo consideran “indeseable” y recomiendan no practicarlo “por precaución necesaria”, aunque no sea “harám”.
La sodomía es un crimen por lo que ambos participantes en esa relación pueden ser castigados con la pena de muerte, si las personas castigadas son adultos (mayores de 15), y sanos de mente como para poder consentirlo, el método de ejecución queda en manos del juez de la Shari'a. Un menor de edad (menos de 15 años) que consiente en una relación de sodomía, es sentenciado a 74 latigazos. (Artículos 108 a 113) La sodomía es probada si una persona confiesa cuatro veces haber cometido sodomía o por el testimonio de cuatro hombres heterosexuales. Testimonios de mujeres solteras o acompañadas por un hombre, no prueban sodomía. (Artículos 114 a 119). El "Tafhiz" (roce entre los muslos o nalgas) cometido por dos hombres es castigado con 100 latigazos. En la cuarta ocasión, el castigo es la pena de muerte. (Artículos 121 y 122). Si dos hombres "están juntos y desnudos bajo una manta sin ninguna necesidad", ambos son castigados con más de 99 latigazos; si un hombre "besa con deseo o lujuria a otro" el castigo es 60 latigazos. (Artículos 123 y 124). Si la sodomía o los crímenes mencionados anteriormente son probados por confesión, y esa persona denota arrepentimiento, el juez de la Shari'a debería otorgarle el perdón. Si una persona ha cometido los crímenes menores de sodomía y se arrepiente antes de que testigos declaren contra él, el castigo queda anulado. (Artículos 125 y 126).
En 2007, adolescentes acusados de sodomía fueron ejecutados[
El castigo para la homosexualidad femenina, si las que participan en la relación son maduras y adultas y conscientes (mayores de 15 en Irán) es de 100 latigazos. Si el acto se repite tres veces, y las tres veces reciben el mismo castigo, se aplicará la pena de muerte en la cuarta ocasión. (Artículos 127, 129, 130). El camino para probar la homosexualidad femenina frente a una corte es el mismo que para probar la homosexualidad masculina. (Artículo 128) Musulmanes y no musulmanes son expuestos al mismo castigo. (Artículo 130) Las reglas para la anulación de la sentencia o para la otorgación del perdón son las mismas que para los crímenes menores de homosexualidad masculina (Artículo 132 y 133). Mujeres que permanecen "desnudas y juntas bajo una manta sin necesidad" y que no son parientes, son sentenciadas a más 100 latigazos. (Artículo 134)
Si bien gran parte de las respuestas están llenas de sentido común y, en ocasiones, de recomendaciones para buscar ayuda médica o psiquiátrica, otras en cambio están plagadas de arcanas y complejas interpretaciones religiosas que llevan a soluciones un tanto estrambóticas para el no iniciado.
Como ejemplo, el líder supremo tranquilizó a los creyentes que quieran toquetearse con su pareja durante el mes sagrado de ramadán, en el que el sexo está prohibido, y afirmó en uno de sus libros que se trata de algo “lícito” siempre que no se provoque la eyaculación. Sin embargo, uno no estaría autorizado a besarse, ya que implicaría ingerir líquidos, algo que sí está prohibido porque se rompería con el ayuno.
Del mismo modo, uno puede chupar cualquier parte de su pareja, pero con la salvedad de que esa parte no esté húmeda por ningún motivo. En otra interpretación un tanto confusa para el lego, el gran ayatolá iraquí Alí Sistaní autorizó a mantener relaciones sexuales en ramadán, siempre y cuando la penetración no vaya más allá del prepucio y no haya eyaculación. EFE
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