MADRID, (elmundo.es). A menudo llegan a los servicios de urgencias de los hospitales personas con síntomas de intoxicación etílica. Sin embargo, con las herramientas actuales, los médicos tienen difícil distinguir si detrás de esa aparente embriaguez existe algún otro compuesto tóxico, como drogas o alcoholes adulterados. Un experimento con participación española está desarrollando un simple análisis de saliva que podría arrojar datos.
Los resultados que se acaban de publicar en la revista Journal of Breath Research son aún preliminares, pero demuestran que el test que está desarrollando la universidad británica de Loughborough es capaz de detectar en saliva compuestos como el alcohol o GHB, la llamada ‘droga de la violación’.
“Esta droga tiene un fuerte efecto sedante, y es capaz de dejar inconsciente a la víctima”, explica Laura Criado García, una investigadora de la Universidad de Córdoba que durante seis meses trabajó en Loughborough a las órdenes del doctor Paul Thomas, profesor de Ciencia Analítica.
“La idea es desarrollar un test de saliva, no invasivo, que se pueda aplicar de manera sencilla en los hospitales para que los especialistas sepan si el paciente tiene una intoxicación etílica o ha consumido además alguna otra sustancia”, aclara la científica española a El Mundo.
El estudio que acaban de publicar se ha llevado a cabo de momento únicamente con la saliva de tres voluntarios sanos, a la que se fueron añadiendo progresivamente mayores cantidades de ciertas sustancias, como el etanol, metanol, etilen glicol o propan glicol (sustancias que habitualmente se emplean para adulterar el alcohol y que tienen un gran efecto en el sistema nervioso) o la mencionada droga GHB (las siglas de ácido gamma-hidroxibutírico).
Mediante una técnica que se denomina espectometría de movilidad diferencial (“que ya se utiliza, por ejemplo, para la detección de drogas y explosivos en algunos aeropuertos como el de Madrid-Barajas”), la técnica demostró que era capaz de separar dichos compuestos de la saliva de los voluntarios. Además, como aclara Criado, la prueba no sólo es capaz de identificar y aislar las sustancias, sino que también permite cuantificar los niveles.
La especialista española reconoce que tres muestras son una cifra pequeña, pero señala que el trabajo refleja sobre todo la puesta a punto de un test en el que llevan varios años trabajando en el laboratorio británico.
Porque como explica Thomas en un comunicado difundido por la universidad, “lo más difícil ha sido establecer las concentraciones mínimas para que fuesen simulaciones realistas de lo que se puede esperar en la clínica”.
Además, explica, a diferencia de otros compuestos del organismo, “con la saliva es más complicado trabajar debido a la presencia de bacterias bucales y sus metabolitos, que a menudo son capaces de alterar la química de los sistemas de medición”.
El siguiente paso, como añade su pupila española, será implementar el test a gran escala y demostrar su uso en un ensayo clínico con muestras de saliva reales obtenidas de pacientes con distintos tipos de intoxicación”.
Laura Criado-García en el laboratorio británico donde se está desarrollando el kit.
Laura Criado-García en el laboratorio británico donde se está desarrollando el kit.
No hay comentarios:
Publicar un comentario