TOKIO. El niño japonés que sobrevivió seis días solo en un bosque, Yamato Tanooka, salió hoy del hospital y volvió a casa convertido, a sus siete años, en un sorprendente ejemplo de supervivencia.
El pequeño, a quien sus padres dejaron temporalmente en una carretera por su mal comportamiento, pasó cuatro días en el hospital de Hakodate (norte de Japón), que abandonó hoy por su propio pie y entre los aplausos de los curiosos y periodistas presentes.
“Estoy bien”, dijo tímidamente Yamato, que lucía una gorra del equipo local de béisbol y llevaba una gran pelota de papel del mismo deporte con dedicatorias.
A su salida del centro médico, que se produjo en torno a las 14.00 hora local (5.00 GMT), estuvo acompañado por personal del hospital y por su padre, al que buscó con la mirada en varias ocasiones.
“Quiero volver al colegio”, respondió un poco cohibido a las preguntas de los reporteros.
El pequeño, que pasó una semana completamente solo y sin comer, se recuperó en el hospital de una leve deshidratación e hipotermia, así como de los arañazos en piernas y brazos que presentaba cuando fue encontrado el pasado viernes en un hangar militar ubicado a unos cinco kilómetros del punto en el que fue visto por última vez.
Sin embargo, y pese a que el niño tiene buen aspecto, algunos expertos en psicología infantil alertan de que Yamato, a quien en las redes sociales niponas se ha bautizado como “el futuro Rambo” por su demostrada capacidad de supervivencia, podría necesitar ayuda psicológica para superar el trance.
En las imágenes captadas hoy a su salida del hospital no se aprecian secuelas y, según detalló hoy su padre, “come bien” y se encuentra “en buena forma”.
“Justo después de tener una experiencia traumática de este tipo, los niños intentan olvidarla y tienden a comportarse de una manera alegre. Esto no significa que sean tan resistentes al estrés como aparentan”, explicó a Kyodo la profesora de psicología del desarrollo Naoko Fukaura.
Esta especialista recomendó que el menor reciba a partir de ahora un tratamiento psicológico prolongado, algo que su centro escolar ya ha confirmado.
Padre e hijo se disculparon este fin de semana por la riña familiar que casi termina en tragedia.
Durante una conversación recogida por los medios nipones, el padre, de 44 años, le pidió disculpas al niño por haberle hecho pasar “una mala experiencia” a lo que esté contestó: “Eres un buen papá. Te perdono”.
Además, el pequeño, que fue castigado por lanzar piedras a coches y personas, reflexionó sobre su comportamiento. “Me equivoqué porque no escuché lo que me dijo mi padre”, reconoció en la intimidad.
Sin embargo, ha sido la conducta de los padres la que ha despertado críticas en la sociedad japonesa, donde se ha abierto el debate en torno a los castigos y la disciplina a la que se puede someter a un menor de edad.
Las autoridades niponas anunciaron la víspera que no presentarán cargos por negligencia contra ellos por abandonar al niño en plena carretera, aunque los servicios sociales sí investigarán si se ha producido algún tipo de maltrato psicológico.
El pasado 28 de mayo, los padres obligaron a su hijo a bajar del vehículo en el que viajaban en una zona boscosa de la isla de Hokkaido (norte) por su mal comportamiento y cuando regresaron, unos cinco minutos después, al mismo punto de la carretera con la intención de recogerle, ya no se encontraba allí.
Los progenitores, que esperaron dos horas desde la desaparición de Yamato hasta alertar a las autoridades, mantuvieron en un primer momento que se perdió mientras recogían frutos del bosque.
Posteriormente reconocieron haberle abandonado como medida correctiva.
Según Yamato, que caminó unos diez kilómetros y adelgazó dos kilos, perdió el sentido de la orientación mientras lloraba y se cobijó en un hangar militar poco transitado y donde pudo beber agua.
Allí fue encontrado por casualidad el pasado viernes, cuando miembros de ejército acudieron a refugiarse de la lluvia.
Unos 200 agentes de policía, bomberos y militares participaron en las labores de búsqueda de Yamato, cuya desaparición mantuvo a Japón en vilo durante casi una semana.
Teresa Cambril
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