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domingo, 4 de septiembre de 2016

Matador de 4 mujeres puso candado a todas las puertas de la casa antes de cometer el crimen

SANTO DOMINGO. El hombre que la mañana del pasado viernes mató a tiros a su esposa, a su suegra, a una hija de ambos y a una vecina, habría puesto candado a todas las puertas de la casa para que las mujeres no pudieran escapar, de acuerdo a vecinos del lugar.

Durante las primeras horas de ayer, mientras se esperaba que fueran llevados los cuerpos de Roberta Angomás Céspedes; Yinauri Delgado Angomás y Agripina Maldonado de Céspedes a la casa de esta última desde el Instituto Nacional de Patología Forense, la gente especulaba sobre los motivos que había tenido Paco, como era conocido Santo Delgado del Carmen entre los lugareños, para cometer el múltiple crimen. Los restos de Ana Luisa Ventura Germán, vecina de la familia, son velados en San Francisco de Macorís.

Richard Ricardo Angomas, hermano de Roberta Angomás Céspedes, dijo que su hermana trabajaba como dependiente en un bar en Guadalupe.

Afirma que no entiende las motivaciones que pudo tener su cuñado para arrancarle la vida a sus parientes, puesto que Roberta tenía alrededor de cuatro años viajando hacia ese país, donde residía con una hermana con la que trabajaba y “todo marchaba bien hasta ahora”.

Dijo que la única causa que se le ocurre es que “ella (Roberta) se había casado por negocios hace como siete meses con un hombre en Guadalupe y Santo tal vez pensó que había algo más en esa relación”, sostuvo.

Conforme avanzaba la mañana de este sábado, la vivienda de la difunta Agripina, ubicada a tan solo dos esquinas de donde ocurrió el hecho de sangre, era cada vez más concurrida por familiares y amigos, quienes pedían justicia, mientras esperaban la llegada de los cadáveres.

Matador de 4 mujeres puso candado a todas las puertas de la casa antes de cometer el crimen.

Cuando el reloj marcó las 2:20 de la tarde, bajo una pertinaz llovizna, se avistó por las estrechas calles del lugar dos ambulancias y un carro fúnebre que transportaban los féretros.

La llegada de los cadáveres decretó el desborde de muestras de dolor entre los presentes, que impedían incluso que los ataúdes fueran sacados de los vehículos.

Mientras, los parientes más cercanos de las víctimas permanecían en el interior de la residencia, cuyos gritos se escuchaban en la calle.

Los cuerpos fueron  sepultados la ayer en el cementerio Cristo Salvador del municipio Santo Domingo Este.

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