“Magistrado, yo no quiero que mi esposo caiga preso, porque lo necesito para que me mantenga los niños; si él está preso, él no me puede ayudar”, fueron las declaraciones a ruego, ayer, por Yisel Ramírez Rosado, quien se querelló en contra de su pareja por supuestamente haberla agredido verbal y físicamente.
Ramírez Rosado, al ser escuchada como víctima por el juez del Juzgado de Atención Permanente de la Provincia de Santo Domingo, Bernardo Coplin, imploró que Nelfri Anderson Severino Martínez, su pareja, fuera dejado en libertad, alegando que tiene tres hijos.
“Hay magistrado, por Dios, hágalo por mis tres hijos, si usted lo deja preso ellos pasarán hambre, porque yo no trabajo, qué pasará conmigo ahora”, acotó la mujer entre llanto, cuyo drama acontece a cada momento en los tribunales del país.
Ramírez Rosado imploró al magistrado Coplin para que dejara en libertad a Severino Martínez, alegando que es la primera vez que él la agrede, y que este no consume droga, ni tampoco alcohol. Se hincó ante el juez entre llanto señalando que está casada por la iglesia “Yo no trabajo magistrado, mi niño no tiene leche, yo quiero que él me ayude con los niños, yo no quiero que él esté preso, porque lo necesito para que me lo mantenga”, enfatizó.
Preguntó al juez: “Si usted, magistrado, me lo envía a prisión, ¿quién me mantendrá a mis hijos? Por Dios, conduélase de una madre”.
A pesar que ella interpuso la querella el pasado 13 de enero en contra de su esposo ante la Unidad de Atención a Víctimas de Violencia de Género Sexual e Intrafamiliar, luego de que este le diera con su puño en el ojo izquierdo, en la nariz y en la boca, sostiene que acudió a poner la denuncia porque la familia de ella la obligó.
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PUESTA EN LIBERTAD
PUESTA EN LIBERTAD
PRISIÓN PREVENTIVA: El magistrado, tras escuchar las conclusiones del Ministerio Público y de la defensa del imputado, dispuso la puesta en libertad de éste, tras imponerle presentación periódica y recibir charlas en el centro de Hombre Conductual.
Previo a dejarlo libre, el juez le reclamó a la querellante que él tuvo que mandarla a buscar en tres ocasiones porque ella no había acudido a la vista de la solicitud de la medida de coerción, donde la Fiscalía pedía que se le impusiera a su esposo prisión preventiva.
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