Revista muy interesante. El olor de la piel humana se produce a partir de las secreciones de las glándulas sebáceas y sudoríparas. Estas últimas controladas por la estimulaciones del hipotálamo, están involucradas en la regulación de la temperatura corporal y actúan a través de los poros de la piel: cerca de 2,400,000 de ellas excretan agua, sal y desechos fisiológico como Urea y ácido láctico.
Entres las glándulas que nos hace sudar existen dos tipos: Las escrinas, que mantiene refrigerado el cuerpo, y las apocrinas que se encuentran en las axilas e ingle y secretan el olor característico de cada personas. Estudios han demostrado que tanto el olor escrino y apocrino son estériles e inodoros; el aroma se produce por la acción de las bacterias alojadas en estos rincones del cuerpo, en especial por el sudor apocrino, ricos en sustancias orgánicas y sustrato ideal para el crecimiento bacteriano. La humedad y el pelo de la cálida bóveda axilar la convierten en un medio adecuado para el rápido crecimiento y proliferación de las bacterias residentes, cuya concentración descomposición contribuyen al mal olor que todos conocemos.
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