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sábado, 17 de julio de 2010

Phillips Castillo, por su talento, Seattle lo firma por RD$79.2 millones


SANTO DOMINGO. Cuando la pareja de barahoneros integrada por Claudio Castillo y Glenny Escalante se convirtió en padres por vez primera, el dos de febrero de 1994, el nombre que primó para registrar al niño fue Phillips, inspirado por Tony Phillips, un versátil pelotero que jugara en las Grandes Ligas entre 1982 y 1999, y con quien Claudio se identificaba.

A pesar que no fue sino hasta los 11 años (2005) que Phillips Castillo Escalante se uniformara por vez primera para jugar en una liga, su vida estaría vinculada con el béisbol más allá de la afición de su padre, quien para evitarse problemas en su hogar, nunca ha dejado de tener dos televisores.

Esta semana, los Marineros de Seattle firmaron a Castillo Escalante por el bono más alto que hayan entregado en América Latina al entregarle US$2.2 millones, o lo mismo que RD$79.2 millones al cambio actual. Este jardinero de 6'2 de estatura y 175 libras fue rankeado a principio de mes por la revista Baseball America como el quinto prospectos de mayor proyección en Latinoamérica y el tercero del país. De hecho, el monto que recibirá Phillips en los próximos 90 días es el segundo más alto que se ha pactado en el país este año, solo superado por el de US$2.8 millones que entregaron los Astros al jardinero Ariel Ovando, a principio de mes. Ambos prospectos formaron parte de los 40 que Major League Baseball sometió a pruebas de dopaje e identidad y las pasaron. El bono de Phillips Castillo es el sexto más alto que se ha entregado a prospectos nacidos en tierra dominicana. "Es un jugador con un potencial ilimitado, pero creo que su bateo de poder es lo que lo llevará a las Grandes Ligas", dijo Patrick Guerrero, representante de Seattle en el país, y quien tenía más de un año dándole seguimiento.

Aunque los 30 equipos se interesaron en él y al final quedó en un pool de cuatro, además del dinero, la simpatía de Phillips por Ken Griffey Jr., inclinó la balanza para escoger a Seattle. "Este es el inicio, mi meta es llegar a las Grandes Ligas en tres años", dijo Castillo, de pocas palabras y a quien por el momento dice no saber cómo usará el dinero que recibirá más allá de comprarle una vivienda a sus padres. "He sido un enfermo con el béisbol toda mi vida y siempre dije que si me nacía un hijo quería que sea pelotero", dijo el padre, Claudio, de 41 años, y quien se desempeña como chofer repartidor de un laboratorio químico. La madre es ama de casa. Este lunes deberá integrarse a la academia de los Marineros, en Villa Mella. Los padres residen en una casa alquilada en el sector Vista Hermosa, de Santo Domingo Este, junto a otras dos niñas procreadas de 14 y 12 años.

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