SANTO DOMINGO.- Autodefinida como la "oveja negra" de la familia por rechazar el régimen que por 31 años implantó su abuelo en República Dominicana, la escritora Aída Trujillo dice que tal vez ese período pueda considerarse un "aprendizaje necesario" para saber que "no es necesaria" una dictadura para que un país funcione.
Esta menuda mujer de mirada profunda y fácil expresividad admite, eso sí, que ha sido "muy, muy duro", separar al "abuelo tierno y cariñoso" del político que -como lo juzga la historia- implantó el más tenebroso Gobierno que haya sufrido el pueblo dominicano.
"Yo soy Aída Trujillo, soy una persona individual, independiente dentro de unas normas libres, nací de un hombre de apellido Trujillo y de una mujer de apellido Ricart", dice a Efe la nieta de Rafael Leónidas Trujillo Molina, que hace más de un año volvió a vivir en Santo Domingo, donde nació en octubre de 1952.
Durante la conversación aflora el nombre de María de los Ángeles (Angelita) Trujillo, la última hija del dictador dominicano, quien "a capa y espada", defiende a su padre, a propósito de que mañana la República Dominicana conmemorará el cincuentenario de la muerte del tirano.
"Me aburre", dice Aída en referencia al libro de su tía "Trujillo, mi padre, en mis memorias", en una opinión fundamentada en que "Angelita habla de su papá como una hermanita de la caridad", cuando las evidencias dicen lo contrario.
"Nunca nos hemos llevado bien, desde pequeña, para mí nunca ha sido como tía, es mi tía, pero no ha ejercido como tal", dice.
Aída afirma que "descubrió" casi por accidente al Trujillo dictador cuando en una visita que hizo al país en 1975 procedente de España, donde vivía, entró a una librería y adquirió varias obras que hablaban del régimen.
"Cuando veo esto no hice más que negarlo y ponerme a llorar inconsolablemente en el hotel donde me hospedaba", recuerda.
A raíz del suceso, decide renegar de Dios y asume la ideología comunista, como forma de rebeldía ante lo que acababa de enterarse.
"Pasó el tiempo y empecé a escribir recuerdos de mi infancia con mi familia en Santo Domingo y de ahí surgió el libro A la sombra de mi abuelo".
Esta menuda mujer de mirada profunda y fácil expresividad admite, eso sí, que ha sido "muy, muy duro", separar al "abuelo tierno y cariñoso" del político que -como lo juzga la historia- implantó el más tenebroso Gobierno que haya sufrido el pueblo dominicano.
"Yo soy Aída Trujillo, soy una persona individual, independiente dentro de unas normas libres, nací de un hombre de apellido Trujillo y de una mujer de apellido Ricart", dice a Efe la nieta de Rafael Leónidas Trujillo Molina, que hace más de un año volvió a vivir en Santo Domingo, donde nació en octubre de 1952.
Durante la conversación aflora el nombre de María de los Ángeles (Angelita) Trujillo, la última hija del dictador dominicano, quien "a capa y espada", defiende a su padre, a propósito de que mañana la República Dominicana conmemorará el cincuentenario de la muerte del tirano.
"Me aburre", dice Aída en referencia al libro de su tía "Trujillo, mi padre, en mis memorias", en una opinión fundamentada en que "Angelita habla de su papá como una hermanita de la caridad", cuando las evidencias dicen lo contrario.
"Nunca nos hemos llevado bien, desde pequeña, para mí nunca ha sido como tía, es mi tía, pero no ha ejercido como tal", dice.
Aída afirma que "descubrió" casi por accidente al Trujillo dictador cuando en una visita que hizo al país en 1975 procedente de España, donde vivía, entró a una librería y adquirió varias obras que hablaban del régimen.
"Cuando veo esto no hice más que negarlo y ponerme a llorar inconsolablemente en el hotel donde me hospedaba", recuerda.
A raíz del suceso, decide renegar de Dios y asume la ideología comunista, como forma de rebeldía ante lo que acababa de enterarse.
"Pasó el tiempo y empecé a escribir recuerdos de mi infancia con mi familia en Santo Domingo y de ahí surgió el libro A la sombra de mi abuelo".
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