WASHINGTON.- Un juez de New Haven, en Connecticut (EE.UU.), dictó hoy sentencia de muerte para Joshua Komisarjevsky, acusado del asesinato en 2007 de una mujer y sus dos hijas cuando entró furtivamente en la vivienda de la familia.
Un jurado lo condenó a muerte el pasado diciembre, tras cinco días de deliberaciones, aunque fue hoy cuando el juez Jon Blue dictó la sentencia, que marca el próximo 20 de julio como fecha para la ejecución.
Komisarjevsky, de 31 años, fue declarado culpable de abusar sexualmente y asesinar a Michaela Petit, de 11 años, y asesinar a Hayley Petit, de 17 años, y Jennifer Hawke-Petit, madre de ambas y de quien también abusó sexualmente, en el domicilio de estas, a las afueras de New Haven.
Los miembros del jurado lo culparon de seis cargos de delito grave capital y recomendaron que la muerte fuera por inyección letal.
La defensa de Komisarjevsky argumentó que fue adoptado, creció en un hogar muy estricto, sufrió abusos sexuales en la familia y no recibió la ayuda psiquiátrica profesional que necesitaba, según recogieron medios locales presentes en el proceso judicial.
Asimismo, destacó que no tiene antecedentes penales y alegó problemas psiquiátricos. En sus argumentos finales los fiscales aseguraron que Komisarjevsky y su cómplice crearon "la máxima casa de los horrores" por infligir un extremo dolor físico y psicológico en las víctimas, propio de la tortura.
Su cómplice, Steven Hayes, de 48 años, fue condenado también a pena de muerte en 2010 por cargos similares y la fecha de su ejecución quedó pendiente de las alegaciones.
Komisarjevsky y Hayes siguieron a Jennifer Hawke-Petit y su hija menor hasta la vivienda en un barrio acomodado de New Haven, donde durante varias horas mantuvieron a la familia secuestrada. Los asaltantes violaron y estrangularon a la madre, agredieron sexualmente a la niña menor y ataron a ésta y a su hermana a la cama antes de prender fuego a la casa, por lo que las dos niñas murieron por inhalación de humo.
El único superviviente fue el padre de la familia, el médico William Petit, quien fue golpeado con un bate de béisbol y atado en el sótano, aunque consiguió salir mientras ardía la vivienda. Komisarjevsky y Hayes intentaron huir en el automóvil de la familia, aunque finalmente fueron capturados por la policía.
Desde el 13 de mayo de 2005 no se produce en Connecticut una ejecución, en ese caso de Michael Ross por inyección letal, según recoge la cronología de penas de muerte que elabora la biblioteca del estado.
El triple asesinato en 2007 incidió decisivamente en la derrota de un proyecto de ley que buscaba abolir la pena de muerte en el estado Connecticut y provocó el endurecimiento de las leyes estatales en referencia a la reincidencia y los allanamientos de morada.
Un jurado lo condenó a muerte el pasado diciembre, tras cinco días de deliberaciones, aunque fue hoy cuando el juez Jon Blue dictó la sentencia, que marca el próximo 20 de julio como fecha para la ejecución.
Komisarjevsky, de 31 años, fue declarado culpable de abusar sexualmente y asesinar a Michaela Petit, de 11 años, y asesinar a Hayley Petit, de 17 años, y Jennifer Hawke-Petit, madre de ambas y de quien también abusó sexualmente, en el domicilio de estas, a las afueras de New Haven.
Los miembros del jurado lo culparon de seis cargos de delito grave capital y recomendaron que la muerte fuera por inyección letal.
La defensa de Komisarjevsky argumentó que fue adoptado, creció en un hogar muy estricto, sufrió abusos sexuales en la familia y no recibió la ayuda psiquiátrica profesional que necesitaba, según recogieron medios locales presentes en el proceso judicial.
Asimismo, destacó que no tiene antecedentes penales y alegó problemas psiquiátricos. En sus argumentos finales los fiscales aseguraron que Komisarjevsky y su cómplice crearon "la máxima casa de los horrores" por infligir un extremo dolor físico y psicológico en las víctimas, propio de la tortura.
Su cómplice, Steven Hayes, de 48 años, fue condenado también a pena de muerte en 2010 por cargos similares y la fecha de su ejecución quedó pendiente de las alegaciones.
Komisarjevsky y Hayes siguieron a Jennifer Hawke-Petit y su hija menor hasta la vivienda en un barrio acomodado de New Haven, donde durante varias horas mantuvieron a la familia secuestrada. Los asaltantes violaron y estrangularon a la madre, agredieron sexualmente a la niña menor y ataron a ésta y a su hermana a la cama antes de prender fuego a la casa, por lo que las dos niñas murieron por inhalación de humo.
El único superviviente fue el padre de la familia, el médico William Petit, quien fue golpeado con un bate de béisbol y atado en el sótano, aunque consiguió salir mientras ardía la vivienda. Komisarjevsky y Hayes intentaron huir en el automóvil de la familia, aunque finalmente fueron capturados por la policía.
Desde el 13 de mayo de 2005 no se produce en Connecticut una ejecución, en ese caso de Michael Ross por inyección letal, según recoge la cronología de penas de muerte que elabora la biblioteca del estado.
El triple asesinato en 2007 incidió decisivamente en la derrota de un proyecto de ley que buscaba abolir la pena de muerte en el estado Connecticut y provocó el endurecimiento de las leyes estatales en referencia a la reincidencia y los allanamientos de morada.
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