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domingo, 14 de julio de 2013

Sobrevivir a las cicatrices


SANTO DOMINGO. La foto muestra el lado izquierdo de su rostro, sus ojos café almendrados. Los colores sobre sus párpados destacan un brillo que podríamos definir como alegría, seguridad o plenitud. Pero ninguna de las mil palabras que podamos evocar con esta imagen podría hacernos descubrir la historia de coraje que vivió Ilianexy Morales. La historia de sus cicatrices.

Ilianexy, nació en Puerto Rico y creció en Villa Altagracia, San Cristóbal, junto a su abuela materna. A los 16 años se marchó a Estados Unidos. El año en que su vida cambio, en el 2005, era una joven llena de metas. "Estaba estudiando a tiempo completo para asistente médica. Madre soltera y en las noches cuidaba a mi madre, quién está en cama a causa de un derrame cerebral desde el 2002", recuerda.

También tenía una pareja.

"Él me llevaba trece años de diferencia y era el proveedor de mi casa a pesar de no vivir juntos. Me permitía estudiar sin la preocupación de los gastos de la casa. Por supuesto, esta misma razón lo hacía sentirse dueño de mi vida y de todo lo que tenía que ver conmigo", narra.

Ante los constantes celos y acoso de su entonces pareja decidió terminar la relación de tres años. Pero nada la alertó sobre lo que pasaría seis días después, el primero de julio del 2005, cuando su ex novio tocó la puerta de su hogar luego de acordar un encuentro para conversar.

Más de cien puñaladas

De acuerdo a los reportes periodísticos de distintos medios de la ciudad de New York, Ilianexy recibió más de cien puñaladas en su rostro, cuello, brazos, hombros, estómago y en su área vaginal. El no la saludó, sólo sacó un cuchillo. Ella trató de defenderse. Seis semanas después despertó de un coma inducido en el St. Luke's Hospital.

"Recuerdo estar feliz de haber sobrevivido. Podía ver las heridas en mis manos y brazos pero no me acordaba que él me había atacado en la cara y el cuello también. Un enfermero me hizo el comentario sobre las cicatrices en la cara y yo estaba sorprendida y tenía curiosidad por saber cómo se veían, hasta el día que me llevaron al baño y pude ver un poco en el espejo mis cicatrices".

Cuando fue dada de alta, su vida no era la misma. Su agresor estaba preso -fue condenado a 15 años de prisión-, pero ahora ella también se encontraba encerrada tras sus cicatrices. "Me sentía sumamente avergonzada de mis cicatrices y no quería que personas que me conocían antes me vieran y me compararan. Solo les permitía acceso a mis familiares más cercanos y unos cuantos amigos, a los demás no, por temor de ser juzgada o causar lástima o no ser tratada igual. Me quedaba en mi casa todo el día y evitaba tener que salir a cualquier cosa que no fuera necesaria y así duré varios años, escondida".

Un nuevo rostro, un nuevo espejo
Tras varios de intentos para completar el proceso de cirugías cosméticas que podrían devolverle su rostro, Ilianexy Morales se sentía decepcionada. "Algunos doctores me ayudaron al principio y me operaron algunas, pero después perdían interés y me dejaban a medias. Nadie quería perder su tiempo ayudando a nadie de gratis".

En el 2010 la ayuda llegó de donde menos esperaba. Encontró un blog que ofrecía ayuda a víctimas de violencia y contactó a su autora, María Dibari, quien presentó su caso a Face to Face, un programa que ofrece a los alrededor de 1.500 cirugías cada año a las mujeres que han sido víctimas de violencia doméstica en Estados Unidos.

"Conocí al doctor Andrew Jacono, que trabaja para esta organización y él me dijo que me iba a ayudar y así fue como me hizo mi primera cirugía, por lo pronto me ha hecho dos".

Y con el renacimiento de su rostro, también retomó una pasión de adolescente: el maquillaje.

Compró libros y se auxilió del internet para aprender técnicas que aplicó sobre su cara, primero para ocultar sus cicatrices y, luego, animada por los resultados de sus primeras cirugías. Abrió un blog donde empezó a publicar las fotos de su rostro maquillado. Las seguidoras que se sumaron a su entusiasmo la motivaron a ir más allá. Asumió el reto.

"Estas operaciones también cambiaron todo esto ya que después que sentí que mi rostro se veía más o menos como antes sentí esa seguridad para lanzarme como maquilladora profesional, y gracias a Dios me está yendo muy bien. Y ahora quiero empezar a hacerles makeover a mujeres que como yo han pasado por cosas similares o enfermedades que le afecten su físico facial".

Tras su experiencia, entiende que toda mujer debe estar informada y educada para poder identificar cuando su relación se convierte en un círculo de violencia y pueda buscar ayuda. "Esto no les pasa a algunas y a otras no. No esperen a que a su pareja se le pase la mano un día y que no haya vuelta atrás".

Hoy Ilianexy, esa chica que en las fotos de su blog muestra el lado izquierdo de su rostro, sus ojos café almendrados, con un maquillaje que destaca un brillo que podríamos definir como alegría, seguridad o plenitud; tiene un nuevo rostro más allá de sus cicatrices. "Me defino ahora como una mujer muy fuerte, una mujer muy difícil de derrumbar".

Dominicanas en Estados Unidos

De acuerdo con el documento "Perfil de la población de origen dominicano en Estados Unidos", elaborado por el BID y el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos y publicado en el 2012, hasta el año 2010 el 56.2% del total de 879 mil 187 inmigrantes dominicanos en esta nación eran mujeres. Para ese año la cantidad de inmigrantes dominicanos y sus descendientes en Estados Unidos sumaba 1,414,703 personas.

Sobre la violencia contra mujeres inmigrantes, aunque no existen investigaciones que indiquen estadísticas específicas, la Family Violence Prevention Fund realizó un estudio en la ciudad de New York en el 2002 en que se determinó que el 51% de los homicidios por parejas o ex parejas correspondían a víctimas que habían nacido en el extranjero.

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