BRASILIA. (AFP) Es
brasileña, baila tango, toca el piano, juega al tenis, domina el balón,
tiene 21 años y está subastando nuevamente su virginidad, ya que a la
primera vez no resultó. ¿Lo hace por necesidad? No. “Es una oportunidad
de negocio”,
dice a la AFP.
A Catarina Migliorini, de figura
espigada y ex portada de la revista Playboy, no le han faltado
admiradores pero, aclara, jamás ha tenido novio. “No me enamoré de
verdad de nadie, tal vez. Simplemente no se dio”, cuenta. “Nunca he
tenido ningún tipo de relación sexual, con nadie. Sería muy fácil que
alguien saliera y dijera que ya tuvo algo conmigo”, explica.
Y tiene un certificado médico para
probarlo. ¿Qué es la virginidad para ella? “Hay un pasaje bíblico que
dice que la virginidad vale más que un rubí (Proverbios 31, 10). Para mí
sólo es un pedazo de tela”, dice.
Y aunque no sea un rubí, por el precio
lo parece. La última de las cinco ofertas que ha recibido asciende a
150.000 dólares, hecha por un mexicano, según consta en su página de
Internet virginswanted2.com.
La subasta -que parte de un precio base, con ofertas a la vista y donde gana el mejor postor- cierra el 9 de diciembre.
Un poco de filosofía. En
conversación con la AFP vía Skype, “la virgen más famosa del siglo XXI”,
como se autodenomina en su página web, Catarina pide que se le tenga
paciencia porque tiene mucho que decir.
”Yo, persona, no estoy siendo
subastada. Lo que se subasta es sólo una noche conmigo. ¿Estoy siendo
tratada como un objeto? Todos lo somos. Cuando estoy ocho horas
trabajando para alguien, ofreciendo el trabajo de mi cuerpo o de mis
ideas”, explica.
La diferencia, dice, es que el sexo es
tabú. “Dicen que lo que yo hago es una desvalorización de la mujer. Yo
veo esto como que vivo en un mundo capitalista, y estoy haciendo esto
como una forma de negocio y listo”, reitera.
”Si fuese un hombre el que hace la
subasta, todo bien. Pero, como es una mujer, mi Dios del Cielo, es una
prostituta”, comenta.
Estudiante de Geografía y amante de la
literatura y la filosofía, Catarina hace sus propias reflexiones
deontológicas. “Yo hago lo que creo que está bien o lo que está mal,
si es que existe lo que está bien y lo que está mal. Porque todos son
conceptos aprendidos. De lo único que tenemos certeza es de que nos
vamos a morir”, filosofa.
Un negocio. Catarina subastó su virginidad por primera vez hace poco más de un año, en el marco de un documental australiano.
Un japonés fue el mejor postor al ofrecer 780.000 dólares.
”El director del documental me había
dicho que el ganador era una persona mayor (…) Luego resultó ser un
chico de 21 años. Quería pagarme con un cheque. Le pedí que fuéramos a
un abogado a depositar el dinero, y que el dinero sólo pasaría a mi
cuenta después de que las partes cumplieran con el acuerdo”, dice.
Pero no resultó. Así que ahora decidió
organizar su propia subasta. A diferencia de antes, el argumento no es
que necesita dinero para sus estudios.
“El dinero es importante aquí, no voy a
mentir, pero no lo necesito para vivir bien. Tengo una vida tranquila.
Puedo estudiar”, precisa. ¿Y los requisitos? Está abierta para hombres
y mujeres, sin importar la edad. Hay que usar preservativo. Y a
Catarina le gustaría conversar con la persona antes, para conocerse.
Advierte que se trata sólo de “perder la
virginidad” y no de “otras cosas”. “No es necesario que tenga que
gustarme la persona”, precisa en las bases de la operación. Aún no ha
decidido qué hará con el dinero.
La familia de Catarina no está de
acuerdo con lo que está haciendo, pero lo respeta. “Soy mayor de edad y
responsable. Saben que la palabra final es mía.
Por más que estén en desacuerdo, ellos
no me juzgan porque me aman y los amo igual”, precisa. ¿Y el amor de
pareja? “Creo en el amor, creo que un día puede pasar. Un hombre que me
ama de verdad, lo hará por lo que soy y no me va a dejar por causa de
esto. Eso es amor”, asegura.
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