Nadie quiere una relación a medias, sin embargo se ha puesto de moda que las parejas se separen con la excusa de “darse un tiempo”, lo que implica dejarse de ver por algunos meses y quedar con la duda de si están o no están en la relación que iniciaron con tanto amor.
Muchas mujeres consultadas dicen que esta excusa es más propia de los hombres, a quienes al parecer les embargan las dudas en plena relación, o simplemente quieren terminar y no tienen el coraje de decirlo. El ya famoso “dame un tiempo” le sirve a muchos para permitirles elegantemente retirarse y dejar pasar el tiempo y no regresar.
Sobre cuál es el real sentido de esta frase, el terapeuta familiar y de pareja, Luis Vergés analiza que ésta podría tener muchas implicaciones, según el contexto de la relación de pareja.
La naturaleza humana es ambivalente –dice- y encierra que nos involucremos en relaciones donde hay la mezcla de atracción, pero también de rechazo por varios aspectos aversivos que vamos descubriendo en el camino.
“De ahí que es muy cierto esto de que ‘me asusta, pero me gusta’, lo que en muchas ocasiones influye para que las personas pidan tiempo para asimilar ciertas cualidades de la pareja para las que no estaban preparadas”.
Vergés afirma que el quererse o no es independiente de esta decisión de pedir tiempo, pues hay casos excepcionales que usan este argumento porque no tienen el valor de comunicarles a su pareja que ya no sienten nada por ellos, pero esa no es la norma. Se puede pedir tiempo después de los siguientes eventos en la relación: agravios, violencia, separaciones, crisis económicas o disfunciones sexuales.
El experto dice que esta frase la pueden decir tanto hombres como mujeres, sobre todo después de una separación que ha seguido alguna herida donde la parte afectada es la que por lo general hace la solicitud.
“Hoy con la incidencia de los malos tratos que reciben las mujeres en las relaciones, me inclino a pensar que la tendencia es mayor en las mujeres que en los hombres, sobre todo cuando los agresores se quieren reconciliar después de una fase de separación”.
De si lo más conveniente es que la persona afectada asuma esta frase como una ruptura desde que se la planteen, el psicólogo explica que “tomar esta frase como un motivo para una ruptura me parece una decisión muy radical, sobre todo porque la misma podría decir muchas cosas dependiendo el contexto en que se diga.
Tal vez sería más coherente ser asertivo con nuestra pareja y preguntarle si esa frase oculta desamor o intención de separarse y en función de la respuesta prepararse para una decisión”.
Los peligros de ese “tiempo”
Luis Vergés, quien tiene además un PHD en psicología y ciencias de la salud, aconseja a las parejas que antes de pedir ese tiempo de separación, reflexionen sobre los peligros que oculta esta solicitud.
Uno de ellos es que la pareja se acostumbre a estar lejos del otro; el otro es que con la distancia física se rompa el vínculo afectivo. El tercero es que los niveles de ansiedad que provoca la ausencia física y afectiva de la otra persona no terminen en una alocada búsqueda de compensaciones a través de probar con una tercera persona que compense el vacío dejado por la pareja.
De ahí, que podría ser más maduro pedir ayuda psicológica para en presencia de una persona imparcial comprender la dinámica de la relación.
“A quienes plantean una separación temporal, más que calificarlos en una categoría, pienso podrían estar atravesando uno de los siguientes procesos: ambivalencia, inseguridad, miedo, deseos de certidumbre, actitud evitativa del dolor y dificultades de abordar y ponerse de acuerdo con su pareja de forma asertiva para enfrentar los problemas de forma madura”, concluye.
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