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martes, 11 de abril de 2017

Nidia Rivera, la dominicana que en Nueva York se convirtió en una “reina”


NUEVA YORK. No se necesita de un olfato desarrollado para dar con el puesto de venta de “Las Habichuelas de Nena”, a donde también se llega por referencia.
En la intersección de la calle 182 y la avenida San Nicolás, en el Alto Manhattan, se vende durante todo el año habichuelas con dulce, un postre autóctono de República Dominicana que se consume por tradición durante la cuaresma.
Nidia Rivera, conocida como “La reina de las habichuelas”, se ha dedicado por 26 años a mantener a los dominicanos residentes en el estado de Nueva York conectados con sus raíces, a través de las recetas que prepara.
Su deseo de progresar y de asegurar un futuro mejor le dio fuerzas para tomar lo que para ella era una dolorosa decisión: irse a vivir a los Estados Unidos, a los 46 años.
Nació en Moca, provincia Espaillat, y allí al partir dejó a cuatro hijos y a toda su familia, excepto una hermana que ya había emigrado y fue quien le abrió las puertas a su llegada a Washington Heights, un vecindario ocupado en su mayoría por dominicanos, en el extremo norte del distrito metropolitano de Manhattan.
A los dos meses de su llegada empieza a vender por las calles pastelitos, avena, chocolate y café. Luego le surge la idea de hacer habichuelas con dulce, que era a lo que se dedicaba en Moca, adonde viaja todos los años.
Empezó con seis libras. Alquiló un sótano donde las preparaba, para luego venderlas de manera ambulante.
Ahora maneja dos quintales de lunes a viernes, cantidad que aumenta a tres los fines de semana, y trabaja desde una modesta cocina industrial, ubicada a dos bloques de donde se vende además de las habichuelas con dulce, arroz con leche, majarete y chacá o maíz caquiao, herencia gastronómica de la región Sur. “Para Semana Santa hay que apretar, porque la gente la compra hecha por cubos”.
Su negocio es familiar. En la cocina produce de 6:00 de la mañana a 4:00 de la tarde junto a dos cuñadas. Mientras que, desde las 10:00, su hermana y sobrina se encargan de vender, hasta aproximadamente las 9:00 de la noche.
A pesar de que tiene 72 años sus brazos cuentan con una fuerza envidiable para manejar los cucharones de madera con los que mezcla sus recetas. Sin embargo, mantiene en su alma un dolor que ninguna madre puede borrar: la muerte de dos de los seis hijos que procreó.
La alegría se la dan sus 28 nietos y nueve bisnietos, que residen tanto en Estados Unidos como en República Dominica, y para ella lo mejor de haberse ido es que puede ayudar a los demás, porque ahora tiene las posibilidades económicas.
Doña Nena ha recibido varios reconocimientos por las habichuelas con dulce que prepara. Un toque de jengibre y vainilla forman parte de sus trucos que la hacen merecedora del título de “reina”.
Entre sus planes está pasar los últimos años de vida en su ciudad natal. “Sí, me voy para allá a descansar, pero dejo gente trabajando aquí”.

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