OAKLAND – Misión cumplida para los Golden State Warriors.
Los Warriors recuperaron el campeonato de la NBA este lunes por la noche, al vencer 129-120 en el Juego 5 de las Finales a los Cleveland Cavaliers, apoyados por otra enorme exhibición de Kevin Durant.
Quizá ya no fueron invictos, pero los Warriors acabaron con los Cavaliers en casi todos los aspectos del juego; sólo sufrieron una derrota en el Juego 4, como si fuera un llamado divino a coronarse por vez primera desde 1956 frente a su escandaloso público en el Oracle Arena.
Es difícil encontrar una razón, al menos estadística y anímica para argumentar que los Warriors fueron un justo campeón frente a un rival que peleó más con corazón y el mejor jugador del planeta, LeBron James, que con talento en similares condiciones.
El Durant por fin cumplió también con su meta, en otra noche, su quinta en Las Finales, espectacular de ambos lados de la duela para ratificarse como el Jugador Más Valioso de la serie.
Durant, contratado en julio pasado, apenas semanas después de que los Cavaliers habían arrebatado el título de Las Finales de estos mismos Warriors, anotó 39 puntos; superó en cada uno de los juegos de campeonato la treintenta de unidades.
Pero este lunes por la noche fue mágico también desde larga distancia, 5 de 8 triples, que además de sumar apagaban a los Cavaliers, cuando parecían encenderse, como el último periodo, que dos triples consecutivos de Durant, ampliaron de nuevo a doble dígito la diferencia, que llegó a ser de sólo cuatro puntos, para ya nunca voltear hacia atrás.
Stephen Curry, aunque sufrió en tiros de tres, estuvo imparable dentro de la pintura rumbo a sus 34 puntos; Draymond Green defendió hasta de él mismo, evitando meterse en problemas de faltas técnicas o perder la compustura.
Similar al campeonato de dos años antes, Andre Iguodala salió de la banca para marcar diferencia (20 puntos); muy diferente a los suplentes de Cleveland, que fueron casi inexistentes con apenas siete unidades.
Los Warriors se coronaron, sin tener un partido perfecto, en especial de Klay Thompson, quien anduvo poco fino en sus disparos, pero que anotó los suficientes cuando más se requerían, como par de triples para arrancar la segunda mitad.
De nueva cuenta, LeBron James (41 puntos) y Kyrie Irving (26) tuvieron juegos tan grandes que fueron casi solos los que alargaron las esperanzas de bicampeonato para sus Cavaliers. Kevin Love desapareció rápido del partido, aunque resurgieron de sus cenizas J.R. Smith (25) y Tristan Thompson (15), al menos en estadísticas ofensivas.
Así, la estadística seguirá perfecta en la historia de la postemporada para los equipos que toman ventaja de 3-0, ya que después de 127 series, ninguno ha permitido remontada.
Los Cavaliers nunca se rindieron; comenzaron rápido y aprovecharon la que pareció falta de ritmo de los anfitriones en la primera mitad.
De manera increíble, Cleveland parecía apoderarse del partido con James en la banca, ya que por vez primera en la serie, su equipo superó en puntos (3) a los Warriors con él en la banca.
Curry regresó de un Juego 4 de 14 puntos con 12 en tan sólo el primer periodo, en el que ambos conjuntos se combinaron para 12 entregas de balón y 21 tiros libres, producto pro segunda noche consecutiva de un arbitraje bastante discutible.
Con 10 minutos en la primera parte, los Warriors tomaron la ventaja en el marcador por vez primera desde el Juego 4, luego de que habían terminado el periodo inicial 37-33 para los Cavaliers.
A partir de ahí se le vino el mundo encima a los Cavaliers, que seis minutos después ya perdían por 12 puntos (57-45) y uno más tarde ya eran 15 de ventaja (60-45) para unos Warriors que parecían un vendaval sobre su Oracle Arena.
Desde que el marcador estuvo 41-33 después de una canasta de James, después Golden State montó una corrida de 27-4 hasta el 2:55 del segundo periodo, para que todos en la arena empezaran a soñar con el nocaut en la primera parte de la pelea.
Al final de ese fatídico segundo periodo, los Cavaliers y los Warriors se fueron al descanso 60-71, de manera respectiva.
A pesar de dos triples seguidos de Klay Thompson, los Cavaliers comenzaron agresivos la segunda mitad, apoyados en el ataque de J.R. Smith, Irving y James. Para el 3:14 del tercer periodo estuvieron a cuatro puntos y lo finalizaron a cinco, 98-93.
En el último periodo, los Cavaliers siguieron compitiendo como pudieron y llegaron a acercarse hasta cuatro puntos, pero fue demasiado ya para ellos en un partido cuyo marcador ni siquiera refleja lo cerrado que estuvo hasta que faltaban poco más de seis minutos.
Los Warriors recuperaron el campeonato de la NBA este lunes por la noche, al vencer 129-120 en el Juego 5 de las Finales a los Cleveland Cavaliers, apoyados por otra enorme exhibición de Kevin Durant.
Quizá ya no fueron invictos, pero los Warriors acabaron con los Cavaliers en casi todos los aspectos del juego; sólo sufrieron una derrota en el Juego 4, como si fuera un llamado divino a coronarse por vez primera desde 1956 frente a su escandaloso público en el Oracle Arena.
Es difícil encontrar una razón, al menos estadística y anímica para argumentar que los Warriors fueron un justo campeón frente a un rival que peleó más con corazón y el mejor jugador del planeta, LeBron James, que con talento en similares condiciones.
El Durant por fin cumplió también con su meta, en otra noche, su quinta en Las Finales, espectacular de ambos lados de la duela para ratificarse como el Jugador Más Valioso de la serie.
Durant, contratado en julio pasado, apenas semanas después de que los Cavaliers habían arrebatado el título de Las Finales de estos mismos Warriors, anotó 39 puntos; superó en cada uno de los juegos de campeonato la treintenta de unidades.
Pero este lunes por la noche fue mágico también desde larga distancia, 5 de 8 triples, que además de sumar apagaban a los Cavaliers, cuando parecían encenderse, como el último periodo, que dos triples consecutivos de Durant, ampliaron de nuevo a doble dígito la diferencia, que llegó a ser de sólo cuatro puntos, para ya nunca voltear hacia atrás.
Stephen Curry, aunque sufrió en tiros de tres, estuvo imparable dentro de la pintura rumbo a sus 34 puntos; Draymond Green defendió hasta de él mismo, evitando meterse en problemas de faltas técnicas o perder la compustura.
Similar al campeonato de dos años antes, Andre Iguodala salió de la banca para marcar diferencia (20 puntos); muy diferente a los suplentes de Cleveland, que fueron casi inexistentes con apenas siete unidades.
Los Warriors se coronaron, sin tener un partido perfecto, en especial de Klay Thompson, quien anduvo poco fino en sus disparos, pero que anotó los suficientes cuando más se requerían, como par de triples para arrancar la segunda mitad.
De nueva cuenta, LeBron James (41 puntos) y Kyrie Irving (26) tuvieron juegos tan grandes que fueron casi solos los que alargaron las esperanzas de bicampeonato para sus Cavaliers. Kevin Love desapareció rápido del partido, aunque resurgieron de sus cenizas J.R. Smith (25) y Tristan Thompson (15), al menos en estadísticas ofensivas.
Así, la estadística seguirá perfecta en la historia de la postemporada para los equipos que toman ventaja de 3-0, ya que después de 127 series, ninguno ha permitido remontada.
Los Cavaliers nunca se rindieron; comenzaron rápido y aprovecharon la que pareció falta de ritmo de los anfitriones en la primera mitad.
De manera increíble, Cleveland parecía apoderarse del partido con James en la banca, ya que por vez primera en la serie, su equipo superó en puntos (3) a los Warriors con él en la banca.
Curry regresó de un Juego 4 de 14 puntos con 12 en tan sólo el primer periodo, en el que ambos conjuntos se combinaron para 12 entregas de balón y 21 tiros libres, producto pro segunda noche consecutiva de un arbitraje bastante discutible.
Con 10 minutos en la primera parte, los Warriors tomaron la ventaja en el marcador por vez primera desde el Juego 4, luego de que habían terminado el periodo inicial 37-33 para los Cavaliers.
A partir de ahí se le vino el mundo encima a los Cavaliers, que seis minutos después ya perdían por 12 puntos (57-45) y uno más tarde ya eran 15 de ventaja (60-45) para unos Warriors que parecían un vendaval sobre su Oracle Arena.
Desde que el marcador estuvo 41-33 después de una canasta de James, después Golden State montó una corrida de 27-4 hasta el 2:55 del segundo periodo, para que todos en la arena empezaran a soñar con el nocaut en la primera parte de la pelea.
Al final de ese fatídico segundo periodo, los Cavaliers y los Warriors se fueron al descanso 60-71, de manera respectiva.
A pesar de dos triples seguidos de Klay Thompson, los Cavaliers comenzaron agresivos la segunda mitad, apoyados en el ataque de J.R. Smith, Irving y James. Para el 3:14 del tercer periodo estuvieron a cuatro puntos y lo finalizaron a cinco, 98-93.
En el último periodo, los Cavaliers siguieron compitiendo como pudieron y llegaron a acercarse hasta cuatro puntos, pero fue demasiado ya para ellos en un partido cuyo marcador ni siquiera refleja lo cerrado que estuvo hasta que faltaban poco más de seis minutos.
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