SANTO DOMINGO. La confesión de la dominicana Ana Julia Quezada de que había asesinado al niño español Gabriel Cruz, hijo de su pareja sentimental, ha consternado a la comunidad de Almería, donde sucedió el trágico hecho y a la sociedad española en general.
Este suceso podría desencadenar cierto rechazo hacia los dominicanos residentes en el país europeo, debido a lo mediático del caso y la sensibilidad que provocó su desaparición y posterior hallazgo de su cadáver. Un fenómeno normal en este tipo de hechos, que eventualmente pasará, según el sociólogo César Cuello.
“Siempre que sucede un caso tan atroz y tan doloroso como este en el que está involucrado un extranjero es normal que los nacionales tengan una actitud de rechazo y de odio, sobre todo en las personas que no entienden que un hecho tan criminal como este se puede dar en cualquier persona”, explicó.
Y continuó: “Hay españoles que han asesinado a dominicanos allá, en fin que eso se da, pero las personas reaccionan de inmediato, acusando por la condición de extranjero. Los grupos más vulnerables tienden a ser los ‘chivos expiatorios’ y los problemas se vuelcan hacia ellos”.
“Ese crimen nos ha puesto en el ojo del huracán, aunque en lo personal no he sufrido ningún ataque si temo alguna reacción”, estimó Martha Espinosa, quien reside en Madrid desde hace dos año, donde trabaja y estudia.
“Temo que traten a justos por pecadores, porque este no ha sido el único caso violento protagonizado por un dominicano, en los últimos días las bandas conformadas por dominicanos han acaparado titulares en los telediarios”, sentenció otra consultada residente en Barcelona.
La hija menor de edad de la dominicana confesa asesina de Cruz está sufriendo ataques de todo tipo y por las redes sociales, según vecinos de la niña. “Su hija vive aquí, es una criatura que no es nada mala, no tiene nada que ver, una niña que no tiene la culpa lo que haya hecho la madre”, contó una moradora.
Cuello expresa que la agresión a la niña es injustificada y no debe permitirse bajo ningún concepto. “Eso es indignante e inaceptable. Las autoridades deben actuar protegiendo a esa menor, porque ella no debe ser víctima de retaliación. En ninguna parte del mundo un menor que no haya participado en un crimen, puede ser responsabilizado. La comunidad tiene también que proteger a esa menor, porque en una situación de odio cualquier cosa puede pasar”, explicó.
Según el sociólogo el debate no debe ser enfocado en el tema de la nacionalidad. “Esos son debates inevitables, porque cualquier individuo puede cometer ese tipo de actos, no podemos enfocarnos en que son de tal o cual país, sino la dimensión del hecho en sí”, enfatizó.
Qué pueden hacer los dominicanos?
Para el estudioso de los problemas sociales los dominicanos residentes en España deben tener un perfil bajo y no fomentar la contraparte y el odio, pero señala que no tienen por qué humillarse, y que entiendan que este es un proceso que se va.
“He escuchado pronunciamiento de que la comunidad dominicana residente en España debe pedir perdón, pero yo me preguntó por qué, no creo que haya que hacerlo, simplemente que la justicia actúe. La sociedad dominicana lo que tiene es que rechazar este tipo de actos vengan de donde vengan. Reitero lo mejor que pueden hacer los dominicanos residentes en España es rechazar este acto tan perverso. Es un acto individual y no se debe asumir un castigo colectivo”, sentenció Cuello.
Entre los posibles escenarios a los que tendrían que enfrentarse los dominicanos residentes en el país europeo, el especialista señala que podrían incrementarse el odio hacia los dominicanos si no se saben manejar, pero si no suceden casos parecidos, esto paulatinamente se va a olvidar.
“Pienso que esto no tiene porqué causar ningún tipo de problemas a nivel de la relación de la comunidad dominicana con el estado español. Las autoridades tienen que ver en base a hechos individuales porque fue un hecho particular. El escenario que veo más claro es que va a pasar. Pero si algún español agrede a un dominicano, la problemática se puede agudizar”, finalizó.
A continuación algunas de las frases más importantes que deja la declaración de la mujer:
"Él me dijo: Tú no eres mi madre, no me mandas y no te quiero volver a ver nunca. Así que nos peleamos por el hacha, se la quité y al final con la rabia, acabé asfixiándole, tapándole la nariz y la boca. Fue dentro de la vivienda, cuando estaba muerto me di cuenta de que tenía un problema importante. Saqué el paquete de tabaco y me fumé un cigarro. Y estuve pensando.
No quería hacerle daño a Ángel (su pareja) así que lo mejor fue enterrarlo. Cogí una pala y lo enterré Así él no sabría nunca lo que habría pasado. Me llevé la ropa, al terminar a casa de la abuela y la escondí en casa de la abuela", declaró Ana Julia.
"Estaba solo, jugando con un palito. Le dije: hombre si estás solo vente conmigo. Voy a la finca. Él se subió en el coche, fuimos a la finca y yo me puse a pintar. Él se quedó fuera jugando".
"Él me dijo: tú no eres mi madre, tú no me mandas y además no te quiero volver a ver nunca. Así que nos peleamos por el hacha, se la quité y al final, con la rabia, acabe asfixiándole, tapándole la nariz y la boca".
"Saqué el paquete de tabaco y me fumé un cigarro. Y estuve pensando. No quería hacerle daño a Ángel así que lo mejor fue enterrarlo",
"Si coloqué la camiseta en los juncos fue para despistar. Bueno, días más tarde cogí lo que quedaba de la ropa de Gabriel y la tiré dentro de un contenedor de vidrio en frente de un hotel. Al final vine a buscar el cadáver porque me dijeron que les entregase la llave y me puse nerviosa".
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