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lunes, 2 de diciembre de 2019

La vivienda de la mujer asesinada en Ocoa presenta escenas de terror con un hombre que no le tuvo piedad



Una sábana estampada con mariposas en color negro sirvió para sostener el cuerpo apuñalado de la joven Marianny Elizabeth Rossy Minyety, quien fue ultimada anoche en su vivienda de la calle Benigno Casado número 68, de El Pinar.
Una vivienda humilde de dos puertas, una de frente a la calle trasera que colinda con la casa materna, donde se apreció una habitación con evidencias de violencia y pertenencias femeninas como una cartera y blusa, además de una almohada.
Próximo a la cama donde Minyety tuvo su último suspiro estaba una lavadora llena de ropa y anterior a la puerta de la habitación una silla plástica azul, de dos brazos, que cargaba un cojín cuadrado con abundante sangre, al parecer de la víctima.
Drogadicto asesino
Un comedor de cuatro sillas en color marrón puesto en el centro de la pequeña sala donde lucían platos con restos de alimentos, cucharas, tenedores y dos envases plásticos con tapa transparente. Una señal de que la mujer asesinada había preparado cena y luego se fue a dormir con sus dos hijos.
En el entorno hacia la modesta cocina se vio la huella de una mano, presumiblemente de mujer, pegada en el cesto de madera colocado a la salida hacia el patio de la casa, fue habitada durante nueve años por la pareja.
Asimismo, en la parte baja de la entrada hacia la única habitación se pudo ver chispas o restos de sangre en el suelo.
Como parte de la vida en pareja, las fotografías del hombre que quitó la vida a Minyety, acompañado de uno de sus niños en un motor, despertaba consternación entre vecinos y familiares curiosos, que se asomaban a la vivienda y afirmaban que la víctima era una buena persona.
La pareja, que estaba unida desde que la víctima tenía 14 años, había procreado a un niño de siete y otro de nueve.
El incidente ocurrió en la calle Benigno Casado número 68, donde residían Rossy y Sánchez.
Damaris Minyety, madre de Rossy, declaró que Sánchez amenazaba constantemente a su hija.
«Yo oí que él la amenazó, porque él era un hombre que bebía y usa la otra cosa, él hasta se revolteaba con uno», expresó.
Agregó que «yo le dije ayer: Marianny, vamos a dar una vuelta allá arriba, que había patronales, y ella me dijo, no mami, yo no voy. Le pregunté por qué y me dijo que no podía».
«Hubo una ocasión que él (Sánchez) andaba detrás de nosotras para matarnos. Le dije, tú lo que tienes que hacer es irte de ahí, salirte de la casa esta noche con los niños e irte para donde la familia mía de aquel lado, que ellos te defienden», añadió.
Aseguró que Sánchez mostró violencia de género e intrafamiliar desde el noviazgo.
La occisa trabajaba en un invernadero y Sánchez en agricultura.

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