Un hombre Solitario
Hace muchos muchos años
en una pequeña aldea;
de padre muy humildes,
nació un niño en Judea.
Trabajó de carpintero,
hasta los treintas llegar;
y los tres años siguientes,
los dedicó a predicar.
No asumió cargos públicos,
Ni nunca libros escribió;
nunca formó una familia
y nunca casa poseyó.
No asistió a la universidad,
ni gran ciudad visitó;
ni se alejó muchas millas,
del lugar donde nació.
No tenía más credenciales,
que la esencia de su ser;
y al cumplir los 33,
se ensañaron contra él.
Sus amigos le abandonaron,
y un discípulo en traición;
con un beso en la mejilla,
a enemigos entregó.
Con dignidad y paciencia,
soportó aquel juicio cruel;
a morir fue condenado,
en el suelo de Israel.
Y fue allí entre ladrones,
cuando en la cruz expiraba;
que un grupo de maleantes,
su ropa se diputaba.
Y eran aquellas ropas,
lo único que poseía;
u su su tumba prestada;
para enterrarle aquel día.
Dos mil años han pasado,
y hoy es figura central;
de toda raza humana,
y el progreso en general.
Juntad todos los ejército,
que han luchado en esta tierra;
juntad los parlamentos,
y los reyes y la reina.
Y todos ellos juntos,
a través del calendario;
no le harán más falta al mundo,
como ese hombre solitario.
Autor
Grabiel R Roedan
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