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jueves, 24 de junio de 2010

Sicarios tenían a 5 más en la mira para matarlos


Otras cinco personas estaban en la mira de los acusados de asesinar al coronel José Amado González González, el empresario Rubén Soto Hayet y Omar Antigua Polanco, crímenes por los que recibieron 90 mil dólares de la red del fugitivo boricua José David Figueroa Agosto.

La comisión que investigó los crímenes, integrada por los generales José Polanco Gómez y Juan Manuel Fructuoso Heredia, y la fiscal adjunta Cándida Ramos, coordinadora del Departamento de Crímenes y Delitos contra la Persona, reveló ayer que el dinero se repartía entre los supuestos sicarios en parte iguales, esto sin contar la cantidad pagada a las personas que se encargaban de la logística.

Sostienen que Figueroa Agosto impartía las órdenes a Gian Rojas Matos (El boricua), quien junto a su compadre Ricardo Pérez Mateo (Maceta), contactó para ejecutar los crímenes los servicios del jefe de la banda los “Latin King”, Winston Antonio Rodríguez Tavares (Fire o El Cangri). Rojas Matos pagaba entre US$30 mil y US$35 mil una vez concluida la misión.

La información fue ofrecida en una rueda de prensa en la que también participaron el procurador general de la República, Radhamés Jiménez Peña; el jefe de la Policía, mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín; el presidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), mayor general Rolando Rosado Mateo; el fiscal del Distrito Nacional, Alejandro Moscoso Segarra, y el procurador adjunto Frank Soto.

La comisión precisó que para realizar las ejecuciones, Rodríguez Tavares, quien fue deportado de Estados Unidos por tráfico de drogas, utilizaba a los miembros de su organización criminal identificados como Juan Amauris Rodríguez Minier (Daytona), José Aníbal Hidalgo García (Mormo) y José Miguel Rodríguez Almonte (John), todos con un amplio historial delictivo que incluye la muerte de dos agentes de la policía.

Presos en Manoguayabo
Estos se encuentran detenidos en Operaciones Especiales de la Policía en Manoguayano y el penal de La Victoria por disposición de una jueza de la Jurisdicción del Distrito Nacional.

De acuerdo con los miembros de la comisión, los presuntos sicarios también tenían un listado de personas que serían ejecutadas por orden de Figueroa Agosto, entre ellos Andrés Aybar Abud, quien le hacía trabajos de decoración al prófugo boricua; Carolina Méndez Fernández, de Inmobiliaria Fernández; así como Juliana Morel Amarante, prima de Sobeida Félix Morel, y otras dos personas cuyas fotos y nombres no figuran en la lista del organigrama. Estas personas están bajo protección de las autoridades.

Asimismo, la comisión confirmó que se pagaron 400 mil pesos para cometer el asesinato del recluso José Gabriel Arias Castillo (Alex el Pelotero), en la cárcel La Victoria.

En un nuevo organigrama elaborado por la comisión, además de Figueroa Agosto, figuran Sammy Dauhajre, Ricardo Ivanovich Smester, Gean Rojas Matos, Ricardo Pérez Mateo, Sobeida Félix Morel y Yahaira Félix, prima de Sobeida.

En los tres casos
Mediante la labor de inteligencia que realizaron las autoridades se determinó, conforme a la versión oficial, que Rojas Matos y su compadre Pérez Mateo estuvieron presentes en el lugar donde mataron a González González, Antiagua Polanco y Soto Hayet.

PESQUISAS QUE LLEVAN A SENTENCIA DE MUERTE
Las pesquisas indican que Figueroa Agosto le había comunicado a Antigua Polanco mediante una llamada de su celular que se marchara del país en una lancha rápida por la costa de Samaná, a lo que éste le respondió que no dejaría a su esposa, ni a su hijo, y que se entregaría a la justicia. El fugitivo Figueroa le advirtió que la cosa estaba muy peligrosa en el país y que se cuidara. Esa fue su sentencia de muerte, precisa el informe.

Coincidencias del “modus operandi”
En las muertes de González, Soto Hayet y de Antigua Polanco se utilizaron dos yipetas robadas y violadas por el llavín derecho, vehículos que fueron abandonados cerca de los lugares donde se cometieron los crímenes.

El modus operandi del grupo de presuntos sicarios era el acecho, ya que las víctimas eran vigiladas llegando a su casa o saliendo de algún local, participando varias personas en la escena del crimen y en la cercanía dirigiendo a distancia con teléfonos.

Igualmente, a los vehículos utilizados se les ponía un número de placa alterada para despistar en los chequeos rutinarios que hace la Policía.

Trataban de despistar
La comisión también destacó que en la muerte de Antigua Polanco, el 31 de diciembre pasado, se encontraron unos 13 balas de 9 milímetros, disparados con una pistola Glock.

Mientras que en la muerte de Soto Hayet y de dos empleados de la plaza La Francesa, el 14 de mayo, aparecieron unos nueve casquillos disparados con la misma pistola usada para matar a Antigua Polanco. Los investigadores se preguntaron al principio por qué no aparecían huellas en ninguno de los vehículos utilizados para cometer los crímenes, pero después determinaron que era porque usaban guantes para no dejar pistas a las autoridades.

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