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Los peloteros, todavía sin afeitarse sus barbas, abordaron 25 vehículos anfibios junto con el manager John Farrell, coaches y otros oficiales del equipo. Los vehículos se detuvieron al llegar al punto donde se encuentra la meta del Maratón de Boston, todavía pintado azul y amarillo, y donde tres espectadores murieron en un atentado con bombas el 15 de abril.
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De camino, vieron vehículos de emergencia respondiendo a las explosiones. “Sabiendo que íbamos a salir de la ciudad, eso iba a provocar mucha incertidumbre en ese momento”, señaló Farrell. “Nadia sabía qué iba a pasar. Así que fuimos afortunados porque quizás ayudamos un poco en el proceso de recuperación”. “Jugamos por toda la ciudad, por lo que pasó la ciudad”, agregó el intermedista Dustin Pedroia. En un día cálido y soleado, la ruta del desfile incluía un tramo por el río Charles, entre Boston y Cambridge. Los abonados pudieron entrar a Fenway para una ceremonia antes del desfile en la que hablaron Farrell y varios jugadores.
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