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miércoles, 28 de enero de 2015

Anyelín Santana: la hechicera, bruga "Reina Vidente" de Hato Mayor


HATO MAYOR.- La vida está llena de sorpresas, dice un viejo adagio popular, pues cuando niño siempre se sueña con ser y hacer grandes cosas, pero con el discurrir del tiempo unas se convierten en realidad y otras, como expresara Calderón de la Barca, "Sueños Son".

Cuando niña, Anyelín Santana Medina pensó ser doctora en Medicina, para servirle a los pobres de los bateyes y comunidades rurales del pueblo que la vio nacer, Hato Mayor. Sin embargo, más pudo el destino que el deseo y hoy se le tiene como la hechicera más joven del este del país, "capaz de sanar quebrantos y enfermedades, adivinar los números de loterías y el futuro a la gente".

Santana Medina, conocida en el mundo de la religiosidad popular de la zona como "La Reina Vidente", es una joven con apenas 19 años de edad, que moviliza a cientos de personas que buscan sanar quebrantos y saber cuál es su suerte en el amor. Se dice que casi ha llevado a la quiebra a los banqueros de loterías con sus aciertos.

La espigada y trigueña joven, se autodefine como la hechicera de los pobres. Su principal blanco de público son personas adultas, sobre todo mujeres, que buscan saber de amor y desamor, a través de "la taza" que, afirma, lee mirando los ojos de los clientes.

Su afición a los sortilegios y a trabajar con los misterios, le viene por herencia, pues su abuela, Coseta Fulgencio, laboró largos años como hechicera en el sector Villa Canto, de Hato Mayor.

Es hija del obrero Robin Santana y Neris Medina. Terminó el bachillerato, pero decidió trabajar con los "misterios", porque habría sido llamada para ejercer ese "oficio", según relata.

Trabaja con todos los misterios y asegura que puede sanar problemas de hechicería y lograr que mujeres con problemas de infertilidad, tengan hijos.

"Hago de todo y doy los números para que la gente salga de la pobreza", confiesa la Reina Vidente, que tiene su consultorio en el sector Villa Alcántara, al este de Hato Mayor, a un kilómetro por la carretera que va hacia El Seibo.

La Reina Vidente trabaja de lunes a sábado en horario de 9:00 de la mañana a 5:00 de la tarde, con cuotas que ella llama "especiales".

Exhortó a la juventud a cuidarse de los enemigos, porque "existe el bien y el mal, pero el mal siempre anda conquistando los buenos corazones para transformarlos".

"Me ha ido bien, no me quejo, ayudo a mis padres en el día a día y mis seres me protegen y también a mi familia", expone.

Consultas

El costo para entrevistarse con "La Reina Vidente", varía según el misterio o lúas con el que el cliente quiere hablar.

Para "hablar" con San Miguel, Candelo Sedifé y Ana Isa, hay que pagar 417 pesos; con Santa Martha y Eloísa, 357 pesos, y con los demás luases, una cuota de 227 pesos.

La habitación donde opera La Reina Vidente es espaciosa y posee muebles para que los clientes esperen turno.

Con un puñal clavado en su mesa de trabajo, que toma cuando tiene "montado" a San Miguel, esta silenciosa hechicera joven ha logrado sentar a personas ricas en su altar, mientras los más pobres van en fila india a consultas.

Se muestra como un ser inmune al filo del puñal. Se asemejaba a un "Galipote", de la mitología griega, que no temían cuchillos, machetes, oraciones ni resguardos.

"Milagros"

La hechicera asegura que ha logrado eliminar las arrugas y rejuvenecer el rostro a muchas mujeres con sus pócimas y té curativo.

"He sabido tumbar gusanos con mis oraciones en llagas de animales y humanos que han ido con tumores cancerígenos", acotó.

Sostiene que no es bruja y explicó las diferencias entre estas y las hechiceras.

"Lo de bruja es una creencia popular. Se cree que es un personaje que vuela en escoba durante la noche, pero la hechicera es una persona que ha sido dotada de poderes y misterios, para ayudar a la gente", sentenció.

Y agrega: "Yo no chupo sangre de niño, como se le atribuye a las brujas, a los niños le ayudo y los estimulo a crecer y estudiar".

Asegura curar el "Mal de Ojo", que despierta y proviene de la envidia a la belleza de una criatura o persona humana.

"He quitado muchos guanguá, enfermedad que lanzan los brujos malos a una persona para que muera o enloquezca", significó.

La gran cantidad de personas que buscan sanación o saber de su suerte en el amor y buscar el número de la lotería, convierten a esta tranquila, pero acuciosa mujer en un ser especial en la región este, donde se hacen hileras humanas, principalmente los martes y viernes, para conocer de su poder.

Escrito por Manuel Antonio Vega de DiarioLibre

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