El glaucoma es una patología oftalmológica que padece entre el 2 y el 3% de la población en España aunque al ser asintomática en sus fases iniciales, la incidencia podría ser mayor.
Comúnmente conocida como “tensión ocular”, es la segunda causa de ceguera en España. Un diagnóstico temprano puede reducir significativamente sus consecuencias y mejorar la calidad de vida del paciente.
Aunque habitualmente se asocia con tensión ocular alta, el glaucoma es una enfermedad del nervio óptico consistente en una pérdida progresiva de fibras nerviosas del mismo. Esto se traduce en una pérdida progresiva de campo visual del paciente.
En los casos avanzados, ese campo visual se limita a la parte central. Es la llamada visión “en cañón de escopeta”, explican ambas especialistas.
El glaucoma es una enfermedad compleja en la que existen distintos tipos. Los más frecuentes son: el glaucoma primario de ángulo abierto, asociado a tensión ocular elevada de manera crónica, y el glaucoma primario de ángulo cerrado, asociado a tensión alta de manera aguda.
El glaucoma de ángulo abierto supone casi el 90 % de los casos y, con frecuencia, es asintomático, por lo que habitualmente no se detecta hasta que está en una etapa avanzada.
El glaucoma de ángulo cerrado es menos frecuente pero requiere una atención médica inmediata. Los síntomas pueden incluir dolor grave, náuseas, enrojecimiento del ojo y visión borrosa.
Existen otras variaciones ligadas a otras patologías, tanto del organismo como oculares, como el glaucoma secundario y el glaucoma congénito, pero son mucho menos comunes, destaca la doctora Carrero.
Cómo se detecta
Solo con una exploración oftalmológica completa podemos descartar si tenemos glaucoma.
Esta exploración comprende: una medición de la presión intraocular y una exploración del fondo de ojo para poder valorar el estado del nervio óptico.
Además, es conveniente realizar una campimetría, una prueba sencilla y no invasiva, que se realiza en la consulta del oftalmólogo, y nos indica si hay alguna alteración del campo visual del paciente en ese momento, señala la doctora Carrero.
La revisión oftalmológica es importante, y no debe detenerse en una graduación de nuestras gafas y en una toma de tensión ocular aislada, sino que ha de profundizar en la detección de la enfermedad mediante la observación y estudio del nervio óptico, recalca la doctora Duch.
Todas las personas somos susceptibles de padecer glaucoma. Partiendo de esta premisa, entre la población de riesgo destaca: aquellas personas con familiares directos afectados de glaucoma, la población mayor de 40 años, personas con alta miopía, raza negra, pacientes con diabetes, pacientes con traumatismos oculares previos y/o pacientes con cirugías oculares complicadas, entre otros, destaca la doctora Carrero.
La herencia
El glaucoma sí tiene un componente hereditario. Los familiares directos de pacientes con glaucoma crónico tienen más probabilidades de padecerlo.
Se recomienda a estas personas revisiones periódicas en el oftalmólogo, al menos una vez al año, para detectar si en algún momento comienza a padecerse esta enfermedad, señala la doctora Carrero.
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