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lunes, 23 de agosto de 2010

Necesita ayuda para sobrevivir


Tiffany tiene menos de un año. Nació con una enfermedad llamada “atresia biliar”. Para sobrevivir requiere un trasplante de hígado. Necesita unos US$100 mil dólares que su familia no tiene. Su madre está apelando a la generosidad de los dominicanos.

Tiffany sonríe mientras sostiene su pequeño juguete color verde y blanco. Abre sus vivarachos ojos y, en gesto de timidez, acurruca su cabecita en el hombro de su madre Wendy Martínez.

Su corta edad no le alcanza para entender lo que su progenitora sufre en lo más profundo de su corazón: “los médicos recomiendan hacer el transplante antes del año, porque hay más probabilidad de que la operación sea exitosa”, el tiempo corre deprisa para una madre sin recursos económicos que puedan perpetuar la vida de su hija. La pequeña padece de atresia biliar, un mal congénito que ocurre en una proporción de uno de cada 8,000 a 15,000 nacimientos y afecta en su mayor parte a mujeres; es la principal causa de la cirrosis (cicatriz en el hígado) y el motivo más común de trasplante de hígado en niños.

Su congoja es honda. Y no es para menos. La lucha por la salud de su hija empezó desde que ésta tenía dos meses. “Inició cuando advertí que mi hija, siendo morenita, tenía un color amarillento que no desaparecía. La traje a la Plaza de la Salud y de ahí me refirieron al Robert Read, desde donde me mandaron a Cedimat. En este último centro se le practicó una Gammagrafía hepatobiliar”.

Los resultados fueron demoledores para la familia de Tiffany: tenía atresia biliar, una enfermedad que detectada antes de los dos meses de edad puede comenzar a tratarse mediante un procedimiento denominado Kasai. Pero su niña ya no aplicaba para el mismo.

Una garantía de vida. Tiffany no deja de moverse. De no ser por su bajo peso, poco tamaño y sus pupilas amarillentas, parecería una niña sana. Balbucea constantemente la palabra “papá”. Suelta el juguete y con sus manitas acaricia el rostro de su mami, como si presintiera que de la gestión de ellos obrará el milagro de encontrar los recursos para salvarle la vida.

“La recomendación es hacerle un trasplante de hígado”, expresa Wendy con la fortaleza que da la esperanza de quien cree en Dios. El mal que sufre la pequeña consiste en una obstrucción de los conductos que transportan el líquido biliar desde el hígado hasta la vesícula y, como ella dice, “ante lo irreversible del diagnóstico, no queda otra cosa que sacar adelante a Tiffany. Su padre, Héctor, tiene su mismo tipo de sangre, 0+, y esto facilita una parte importante del proceso. Nos faltan los recursos económicos para la intervención y la estadía en Argentina, que es donde hemos estado investigando para realizar el trasplante de hígado”.

En el país suramericano se han puesto en contacto con el hospital Favaloro, que posee una unidad con amplia experiencia en el manejo diagnóstico y terapéutico de las afecciones hepatobiliares.

La vida no tiene precio. Paradoja de la vida, salvarla sí tiene un costo. Y la de Tiffany vale 90,000 dólares en términos del procedimiento quirúrgico. Esto sin contar la estadía de tres meses y los pasajes de sus progenitores a Argentina. Ese es el presupuesto que recibieron del hospital Favaloro.

¿Tienen un plan B? “Nosotros no tenemos un plan B, porque la solución es el trasplante, si no la niña se pierde”, dice con incertidumbre Wendy ante el futuro incierto de su hija, conmovedoramente contundente en su intento de salvarla.

Esperanza. La pediatra de Tiffany, Isaura Cornelio, de la Plaza de la Salud, le da aliento. Cuenta, con un destello de esperanza en sus ojos Wendy, que ésta le dijo que una de sus pacientes superó el padecimiento con el trasplante, y que hoy tiene nueve años de edad.

Es una noticia esperanzadora para la familia. A igual que la madre de aquella paciente, Wendy tiene la fe de que podrá celebrar cada 8 de diciembre la vida de su pequeña.

Mientras tanto su periplo continúa. Y como dice, no importa cuántas veces tenga que tocar las puertas del Despacho de la Primera Dama y de la Fundación 440 Juan Luis Guerra. Irá, una y otra vez con la esperanza de salvar a su pequeña.

Para ayudas

Solidaridad

Todas aquellas personas interesadas en colaborar pueden comunicarse con la familia de Tiffany a los teléfonos 829-851-2416 y 829-908-4929. También pueden hacer sus donaciones en la cuenta número 240-159376-5 del Banco de Reservas.

Síntomas de la atresia biliar

Los recién nacidos con esta afección pueden parecer normales al nacer; sin embargo, la ictericia (coloración amarillenta de la piel y de las membranas mucosas) se presenta hacia la segunda o tercera semana de vida. El bebé puede aumentar de peso durante el primer mes, pero luego lo pierde, se torna irritable y la ictericia va empeorando.

Otros síntomas:

Orina turbia, eplenomegalia heces flotantes, heces con olor fétido, pálidas o de color arcilla, crecimiento lento, poco o ningún aumento de peso, son algunos indicios adicionales de esta enfermedad.

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