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miércoles, 6 de abril de 2016

¿CAUSA O CONSECUENCIA?


¿CAUSA O CONSECUENCIA?

Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros. 2Corintios 13:11.

Da la impresión de que el consejo de Pablo a los corintios presenta ciertas condiciones a fin de recibir el amor de Dios. Las condiciones serían: “Tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir y vivid en paz”. Si hiciereis esto, entonces, “el Dios de paz y de amor, estará con vosotros”.

La pregunta que surge de manera natural es: si podemos vivir una vida
“maravillosa” sin Dios, ¿para qué necesitamos de él? El aparente problema se
resuelve al analizar la preposición “Y”. En griego, es kaí. Puede ser traducida como “Y”, pero también significa “realmente” o “en verdad”.

El texto reza, literalmente: “Por lo demás, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, vivid en paz, y en verdad, el Dios de paz y de amor estará en vosotros”. Quiere decir, la evidencia de que Dios está en ti es los frutos del amor.

Tú puedes pasar por la vida tratando de ser bueno, comprensivo, altruista y pacificador; pero, si no tienes al Dios de amor en tu corazón, esas virtudes serán frutos de plástico, productos de tus propias manos, artifi ciales y huecos. 

Nadie es bueno porque sabe que debe ser bueno; el cambio de carácter no depende de la información; no es fruto del esfuerzo humano. Proviene de Dios, manantial de pensamientos, sentimientos y acciones puros.

El cementerio de las buenas intenciones es la disciplina humana. El do-
minio propio y la fuerza de voluntad solo te conducen al fracaso y a la frus-
tración; sirven apenas para disfrazar, y engañar a los demás. Peor, acaban
engañándote a ti mismo.

¿Quieres ser genuino? ¿Deseas vivir la vida victoriosa de verdad? ¿Aquella
que no necesita de barniz? ¿Anhelas la autenticidad del ser? Ve a Jesús, lle-
vándole tu insufi ciencia, y dile: “Señor, te necesito en mi vida. Sin ti, no soy nada.

Ven, y crea en mí un nuevo corazón.
No te olvides: “Por lo demás, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, vivid en paz, y en verdad, el Dios de paz y de amor estará
en vosotros”.

Plenitud en Cristo
Alejandro Bullón

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