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domingo, 28 de noviembre de 2010

Lula manda más soldados y dos helicópteros a las favelas


El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, envió 800 militares a Río, además de dos helicópteros de la Fuerza Aérea y más tanques de guerra, para reforzar la acción de la policía y de los efectivos de Marina que intervienen en la batalla desencadenada el domingo en las favelas. Las dos grandes facciones de traficantes de droga se juntaron para declarar la guerra al Estado bajo el lema Unidos por la droga.


Río lleva en guerra ya seis días. La batalla se trasladó ahora al Complexo do Alemão, favela en la que se refugiaron el jueves algunos criminales tras la operación policial para entrar en la vecina favela de Vila Cruzeiro. Precisamente en una zona entre ambos barrios, en el norte de Río, un helicóptero de la policía recibió ayer varios disparos, según destacan los medios brasileños. Horas después, 800 efectivos de la Brigada de Infantería Paracaidista se desplegaron alrededor de ambas barriadas con el objetivo de cercar el área y taponar las vías de fuga de los criminales. Las cifras facilitadas el jueves señalaban que al menos 30 personas murieron en los intercambios de disparos entre las fuerzas del orden y las milicias organizadas por los narcotraficantes, aunque un recuento oficial facilitado ayer por la Policía señalaba que son 38 los fallecidos y 192 los detenidos.


El jueves por la noche, nuevas acciones terroristas recorrieron la ciudad. Al menos 45 coches y autobuses fueron incendiados en las últimas 24 horas y se sucedieron tiroteos contra la policía que patrulla las calles casi desiertas. El 95 por ciento de los autobuses públicos se quedaron en los garajes por temor a nuevos ataques.

El miedo como rutina

“El miedo se palpa en las caras de los cariocas”, escribe el diario O Estado de Sâo Paulo. Una madre aconseja a su hija al salir para trabajar que, si paran su autobús y se acerca algún traficante con un tanque de gasolina, se arroje enseguida por la ventana. Se lo dice ya con la rutina de quien le advierte que se ponga la campera si siente frío.
El secretario de Seguridad de Río, José Beltrán anunció que la batalla en el Complexo Alemão, la favela donde se centra la lucha, considerada la Franja de Gaza de Río, va a continuar. Se calcula que allí se concentran cerca de mil traficantes. El secretario no quizo dar datos concretos “para preservar la seguridad de los militares”.
La opinión pública es unánime: esta vez, las fuerzas del orden no pueden volverse atrás y tienen que ganar la guerra. No basta una victoria más, como a las que estaban acostumbrados, para constatar después, desilusionados que el dragón del narco vuelve a levantar con mayor fuerza. Por primera vez en la triste y violenta historia de la lucha contra los traficantes, esta vez los habitantes de las favelas, donde el jueves entraban los tanques de guerra, salió de sus casas hasta en ropas menores, para aplaudir a policías y militares y ofrecerles agua. Antes se encerraban a cal y canto en sus casillas.
Hasta ahora, quienes viven en las favelas tenían más miedo de la policía que de los traficantes. Los primeros entraban disparando a discreción, matando con total impunidad a camellos e inocentes, y después volvían a sus cuarteles; a los segundos se les veía a veces como mecenas de los más necesitados, para quienes acometían acciones sociales. Desde las garitas de los tanques, los soldados gritaban a la población, “esta vez estamos entrando para ganar la guerra” y la gente les aplaudía y hasta bendecía.

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