En Alemania y más allá de sus fronteras el nombre de Michael
Schumacher siempre ha despertado la pasión y la polémica y nunca nadie
habló de él con indiferencia. Aunque el campeón se retiró del circuito
hace ya un par de años año y ya no ocupa las primeras páginas de la
prensa deportiva, Schumacher sigue siendo admirado y condenado, amado y
odiado. Pero desde el domingo pasado, el nombre del campeón despertó una
nueva pasión en su país natal a causa del grave accidente que sufrió en
una pista de sky francesa y que hace temer por su vida.
Nunca antes, un accidente había provocado tanta atención y, al mismo tiempo, había provocado una inédita cobertura mediática que tiene en vilo a la población. El estado de salud de Schumacher atrajo, incluso, la atención de la canciller Angela Merkel, que dejó saber por intermedio de su portavoz que todo el gobierno se encontraba “profundamente conmovido”, como tantos millones de alemanes, por el accidente sufrido por el ex campeón.
“Esperamos que Michael Schumacher pueda superar las lesiones sufridas”, dijo el portavoz Steffen Seibert, al revelar la inquietud que existe en la principal instancia política del país. “Le deseamos a su esposa, a sus hijos y al resto de su familia fortaleza y apoyo mutuo”, añadió.
No ha sido el único mensaje de solidaridad y apoyo que ha recibido la familia del ex campeón. Boris Becker, por ejemplo, la leyenda del tenis germano escribió en Twitter un mensaje que reflejó el sentir del país. “Todos debemos rezar para que él, (Schumacher) tenga una rápida y completa recuperación”. “¡Schumi estás obligado a ganar esta carrera, porque es la más importante!”, es la frase más leída en el hashtag de twitter #KaempfenSchumi (¡lucha Schumi!).
La devoción que despierta en Alemania el estado de salud de “Schumi” tiene raíces que van más allá de las hazañas deportivas alcanzadas por el ex piloto de formula 1. A lo largo de su exitosa carrera, tanto sus admiradores como sus enemigos están de acuerdo en respetar una cualidad que convirtió a Schumacher en el mejor piloto de Fórmula 1 de toda la historia: su genialidad ante el volante, porque fue un piloto que utilizó su cerebro, y algunas trampas, para derrotar a sus adversarios.
Hace una década, la revista ‘Forbes’, le colocó en el puesto número 24 de las personalidades más influyentes en el mundo del espectáculo y del deporte y el ‘Bild’, el periódico de mayor venta en Europa, le dedicó su portada para anunciar a sus 10 millones de lectores en Alemania que Schumacher estaba en camino de convertirse en el nuevo «mesías» del país, un especie en extinción y un ejemplo digno de imitar por toda la nación para recuperar la grandeza y el poderío económico que tuvo el país en épocas mejores. En un inédito despliegue periodístico, el rotativo dedicó casi toda la primera página para colocar al piloto en el pedestal reservado a los dioses y lo calificó como el «alemán perfecto».
“¿Es Schumi el último alemán que puede triunfar?”, se preguntó el diario al enumerar las quince virtudes que le convirtieron en el mejor piloto de todos los tiempos. Desde entonces toda Alemania sabe que Michael Schumacher es rápido, puntual, valeroso, disciplinado, puntilloso, seguro, ambicioso, fiel a su esposa y a su trabajo, atlético, fuerte, muy trabajador ytodos saben que ama a los niños y tiene coraje.
En el apogeo de su carrera, la revista ‘Der Spiegel’ llegó a la conclusión de que el ex piloto de Ferrari, gracias a su habilidad para conducir a 330 kilómetros por hora, se había convertido en un “héroe nacional”. «Simplemente tengo un poco de talento para sentarme en un coche y conducir un poco más rápido que el resto. Eso es todo», replicó al campeón, al responder a los honores que le brindaron.
Tanta fama convenció a las autoridades de su ciudad natal, Kerpen, para aprobar la construcción de un monumento al hijo predilecto, pero el piloto rechazó el honor con un argumento convincente: «Un monumento es algo que se reserva a los muertos», dijo el campeón, que no rechazó, sin embargo, un nuevo gesto del Ayuntamiento: bautizar con su nombre una calle de la ciudad.
Michael Schumacher aún no ha recibido la Gran Cruz del Mérito, la máxima condecoración que otorga el país a sus hijos más predilectos y el olvido se debe, según comentan periodistas que conocen el tema, a que Schumacher, en el apogeo de su carrera, decidió establecer su domicilio en Suiza para pagar menos impuestos. Pero desde su residencia suiza, el ex campeón, en lugar de pagar más impuestos en Alemania, ha destinado parte de su fortuna, calculada en unos 400 millones de euros, a financiar proyectos benéficos.
Todo el mundo recuerda su decisión de donar, en 2005, diez millones de dólares para los damnificados por el tsunami que arrasó el sudeste asiático. Una investigación llevada a cabo por la revista ‘Business F1′ descubrió que Schumacher es dueño de una virtud que no mencionó en su momento el ‘Bild’: el campeón es generoso. En los últimos cuatro años ha donado casi 50 millones de euros para financiar la construcción de hospitales, hogares para niños huérfanos y escuelas en el tercer mundo.
Fuente: elpais.com
Nunca antes, un accidente había provocado tanta atención y, al mismo tiempo, había provocado una inédita cobertura mediática que tiene en vilo a la población. El estado de salud de Schumacher atrajo, incluso, la atención de la canciller Angela Merkel, que dejó saber por intermedio de su portavoz que todo el gobierno se encontraba “profundamente conmovido”, como tantos millones de alemanes, por el accidente sufrido por el ex campeón.
“Esperamos que Michael Schumacher pueda superar las lesiones sufridas”, dijo el portavoz Steffen Seibert, al revelar la inquietud que existe en la principal instancia política del país. “Le deseamos a su esposa, a sus hijos y al resto de su familia fortaleza y apoyo mutuo”, añadió.
No ha sido el único mensaje de solidaridad y apoyo que ha recibido la familia del ex campeón. Boris Becker, por ejemplo, la leyenda del tenis germano escribió en Twitter un mensaje que reflejó el sentir del país. “Todos debemos rezar para que él, (Schumacher) tenga una rápida y completa recuperación”. “¡Schumi estás obligado a ganar esta carrera, porque es la más importante!”, es la frase más leída en el hashtag de twitter #KaempfenSchumi (¡lucha Schumi!).
La devoción que despierta en Alemania el estado de salud de “Schumi” tiene raíces que van más allá de las hazañas deportivas alcanzadas por el ex piloto de formula 1. A lo largo de su exitosa carrera, tanto sus admiradores como sus enemigos están de acuerdo en respetar una cualidad que convirtió a Schumacher en el mejor piloto de Fórmula 1 de toda la historia: su genialidad ante el volante, porque fue un piloto que utilizó su cerebro, y algunas trampas, para derrotar a sus adversarios.
Hace una década, la revista ‘Forbes’, le colocó en el puesto número 24 de las personalidades más influyentes en el mundo del espectáculo y del deporte y el ‘Bild’, el periódico de mayor venta en Europa, le dedicó su portada para anunciar a sus 10 millones de lectores en Alemania que Schumacher estaba en camino de convertirse en el nuevo «mesías» del país, un especie en extinción y un ejemplo digno de imitar por toda la nación para recuperar la grandeza y el poderío económico que tuvo el país en épocas mejores. En un inédito despliegue periodístico, el rotativo dedicó casi toda la primera página para colocar al piloto en el pedestal reservado a los dioses y lo calificó como el «alemán perfecto».
“¿Es Schumi el último alemán que puede triunfar?”, se preguntó el diario al enumerar las quince virtudes que le convirtieron en el mejor piloto de todos los tiempos. Desde entonces toda Alemania sabe que Michael Schumacher es rápido, puntual, valeroso, disciplinado, puntilloso, seguro, ambicioso, fiel a su esposa y a su trabajo, atlético, fuerte, muy trabajador ytodos saben que ama a los niños y tiene coraje.
En el apogeo de su carrera, la revista ‘Der Spiegel’ llegó a la conclusión de que el ex piloto de Ferrari, gracias a su habilidad para conducir a 330 kilómetros por hora, se había convertido en un “héroe nacional”. «Simplemente tengo un poco de talento para sentarme en un coche y conducir un poco más rápido que el resto. Eso es todo», replicó al campeón, al responder a los honores que le brindaron.
Tanta fama convenció a las autoridades de su ciudad natal, Kerpen, para aprobar la construcción de un monumento al hijo predilecto, pero el piloto rechazó el honor con un argumento convincente: «Un monumento es algo que se reserva a los muertos», dijo el campeón, que no rechazó, sin embargo, un nuevo gesto del Ayuntamiento: bautizar con su nombre una calle de la ciudad.
Michael Schumacher aún no ha recibido la Gran Cruz del Mérito, la máxima condecoración que otorga el país a sus hijos más predilectos y el olvido se debe, según comentan periodistas que conocen el tema, a que Schumacher, en el apogeo de su carrera, decidió establecer su domicilio en Suiza para pagar menos impuestos. Pero desde su residencia suiza, el ex campeón, en lugar de pagar más impuestos en Alemania, ha destinado parte de su fortuna, calculada en unos 400 millones de euros, a financiar proyectos benéficos.
Todo el mundo recuerda su decisión de donar, en 2005, diez millones de dólares para los damnificados por el tsunami que arrasó el sudeste asiático. Una investigación llevada a cabo por la revista ‘Business F1′ descubrió que Schumacher es dueño de una virtud que no mencionó en su momento el ‘Bild’: el campeón es generoso. En los últimos cuatro años ha donado casi 50 millones de euros para financiar la construcción de hospitales, hogares para niños huérfanos y escuelas en el tercer mundo.
Fuente: elpais.com